En mi pueblo se tenía
miedo al mal de ojo que podía malograr tanto la salud de un bebé, como la vida
de una caballería o la cosecha de un año. Pero al incortamiento se le tenía
pánico. Y no era para menos.
Yo hacía tiempo que le
había preguntado a mi abuela qué era eso y recuerdo que me contesto con
evasivas. Al final me dijo: "cuando seas mayor, ya te lo contará tu
abuelo".
Naturalmente que esa
contestación todavía me intrigó más: por lo visto eran cosas de mayores y
además no parecía adecuado que me lo contase una mujer. Vagamente lo relacioné
con la sexualidad. Pero el tema quedó pronto arrinconado en mi conciencia de
niño. Ahora, al relacionar la brujería con el matrimonio volvió a despertarse
mi curiosidad y se lo pregunté tranquilamente a mi abuelo.
-Mira, hijo: hay personas
que creen que una bruja, y mejor aún un brujón, pueden malmeter un matrimonio.
-¿Hacer que no sean
felices o que se odien?
-No; va por otra línea.
Cuando una pareja queda incortada o anudada, no pueden vivir como marido y
mujer, no pueden consumar su matrimonio.
-Pero ¿qué les pasa, pues?
Será que ya no se quieren, que se rechazan...
-Yo diría que casi peor.
No pueden ni siquiera acostarse juntos. He oído decir muchas veces que a lo
mejor se subía el marido a la cama y se caía la mujer; se subía la mujer y
entonces se caía el marido.
-Eso parece un chiste.
-Pero es muy serio. Aquí,
en Aragón, aún tiene otro efecto más terrible: si se toca el uno al otro,
sienten como un calambre, como un garrampazo que les obliga a apartarse.
----
Esto lo he oído en un
pueblo de la zona de Bierge, y no digo nombres porque actualmente viven algunos
familiares de los incortados.
En algunos sitios, se
puede llegar -se dice- hasta la pérdida del pene, como cuentan en algunos
lugares de nuestra tierra.
El "caer de la
cama" lo he oído comentar en muchos sitios en Aragón. "La pareja de
recién casados "encortaus" no podían estar juntos en la cama. Al
subir el uno caía el otro. Algunas mujeres tuvieron que acudir a Santa Orosia
para curarse".
----
Y continuó diciendo:
-Pero los efectos pueden
ser muy diversos: a un zagal de Alberuela lo incortó su padre. Se había casado
con una de Radiquero. Los invitados estuvieron todos de juerga mientras ellos
se iban a dormir, que entonces no se hacían viajes de novios. Por la mañana
hicieron chocolate y dijeron:
"Amos a llevarles una
jícara a los novios a ver cómo han pasado la noche".
Subieron.
-¿Qué tal, Fulano?
El contestó:
-Si tuviera una pistola
aquí, ella os contestaría. ¿Qué mujer me habéis dado, que no es como las demás?
Luego, ya le dieron
libertad.
Estas historias me
impresionaron. Realmente le hacían dudar a uno. Y no comprendía cómo podían
existir personas tan malas. Y tampoco cómo podían llegara tener ese poder.
Me decía a mí mismo que
eso no podía ser y que probablemente se tratase de una sugestión. Así se lo dije
a mi abuelo. Pero él, todo lógica, me contestó:
-¿Sugestión? Eso sería
cuando existía una amenaza. Pero es que muchas veces los novios ni sospechaban siquiera
que alguien los quería mal.
Pero
los problemas que acarreaba el maleficio del “incortamiento”, ¿cómo lo podían
producir?
Dicen que a veces basta
con hacer un nudo en el pañuelo del novio, sin que él lo sepa, para que quede
incortado.
“En Senés de Alcubierre lo
hacían así: una persona que no quería a los novios, repetía las palabras que
iba diciendo el cura en la ceremonia, pero al revés y por esto se decía que no
podían juntarse en la misma cama nunca. Era una maldición”.
“Una tía mía tuvo un
noviazgo muy malo porque en su casa no querían que se casase con aquel mozo.
Por fin se casaron y se fueron de viaje a Lérida. Allí estuvieron dos o tres
días pero no pudieron consumar el matrimonio porque estaban incortados. Cuando
llegaron a Almacellas ya pudieron. No saben quién les incortó y les daba
vergüenza contar esto" (Un informante de la Almunia de San Juan).
En Bara, según otra
información,"se iba a casar un mozo y una moza y una bruja que había, de
Coterón, les dio la mano a los novios y lo pasaron muy mal, sobre todo la
novia".
He podido escuchar
oraciones para anudar o incortar a los novios, que siempre me parecen
sorprendentes:
Para ligar a un hombre
también se empleaba la oración de San Silvestre: “Señor San Silvestre de
Montomeyo, así como atasteis la duaga (?) y el dragón, atéis a este hombre sus
partes vergonzosas (el informador me especifica: .se dice con lenguaje
deshonesto") que no pueda tener parte con ninguna mujer y que todas le
parezcan feas y endemoniadas si no soy yo que le parezca un ángel".
Simultáneamente se debía estar haciendo tres nudos en un cinturón del hombre
que se pretendía ligar sin que éste lo viese".
Diferentes fórmulas me han
pasado para ligar a un hombre y ratificando la persona que me la cuenta: “no se
conoce ninguna para la mujer”:
“Con dos te miro -con tres
te ligo y ato -la sangre te voto -el corazón te parto -con las parias de tu
madre - la boca te tapo- ¡hale asno! (aquí había que taparse la cabeza) -sobre
ti cabalgo".
Este conjuro era tan
utilizado que lo encuentro en una especie de síntesis, una fórmula sumamente
breve:
“Con dos te miro-con cinco
te ato -la sangre te bebo - el corazón te parto".
“El nudo ha sido el
sistema más extendido, y para hacer impotente a un novio, el hechizador no
tiene más que hacerle un nudo en su pañuelo, el cual habrá colocado previamente
con disimulo en algún sitio del cuerpo de la novia cuando ella se tenía que ir
al encuentro del novio para consumar el matrimonio".
Y retomo mi conversación
con el abuelo:
-Supongo, yayo, que habrá
algún remedio para prevenirlo o al menos para cortarlo si ha empezado ya.
-Es muy importante conocer
quién ha sido el causante, el incortador. Un amigo mío de Alquézar me contaba
que en su pueblo había un brujón incortador y que un vecino suyo, que era
jornalero y de Lecina, quedó incortado. Una noche, yendo al Molino de arriba,
al pasar por una puerta había dos hombres de los malos que lo estaban nombrando
("Ese pobre de Lecina, para meses tiene libertad"). El, que lo oyó se
fue a su casa a por una pistola y los amenazó: "O esta noche hay libertad,
o no salís de aquí". Ellos tuvieron miedo y le dieron la libertad.
"Pero antes tienes que ir a tu huerto y cortar una higuera que hay allí y
es donde está el mal"
"Un matrimonio de un
pueblo cercano a Sabiñánigo sufrió incortamiento durante diez noches tras su
boda, hasta que amenazaron a la bruja que les había "encortau" y
desde entonces pudieron dormir en la misma cama".
"En un pueblo de la
Galliguera -según mi informador- un matrimonio estuvo también incortau. Se iba
a echar uno en la cama y el otro se caía. Uno de casa Fermín les había dado el
incortau y el padre del novio le dijo: "Como no les quites eso que les has
dau o fillo mío y a nuera, te espatarro". Se curaron.
"El maestro de
Bárcabo estuvo mucho tiempo incortado. Cuando uno se metía en la cama, se caía
el otro. Vino a Lecina a ver al abuelo del sastre y se le pasó".
¿Y cuándo no se sabía
quién había dado el mal? Entonces había que acudir al adivino. Pero lo mejor
era prevenirlo.
.En un pueblo de la
Ribagorza me contaron el caso de un matrimonio que tuvo que acudir al adivino.
El les dijo que buscasen en el colchón, que allí estaba el mal. Lo descosieron
y encontraron un rebullo de pelos con una cuerda llena de nudos. Los desataron
y se pasó el mal.
-¿Aún hay más remedios?
-En algunos pueblos de
Sobrarbe tenían otra solución.
El día de la boda, el
novio o la novia se ponían alguna prenda de su pareja. Podía, por ejemplo, el
novio llevar debajo de la camisa un sujetador de la novia o ésta ponerse bajo
sus medias unos calcetines de su novio.
En Troncedo oímos este
otro caso: "Había un mozo heredero que quedó viudo nada más casarse. La
segunda mujer murió también enseguida. Al casarse por tercera vez, a su novia
la subieron a casa por el balcón y ya no se murió.
En muchos lugares,
mientras se casaban, una mujer y muchas veces los zagales que hacían de pajes,
estaba detrás de los novios y juntaba los trajes de ambos y los paretaba, con
una mano, Así, aunque alguien los estuviera incortando, no tenía efecto el
incortamiento.
-En Ansó, cuando iban a casarse, el novio se
metía una peseta de plata entre el calcetín y el zapato y eso lo protegía
porque la moneda es imagen de la luna llena y ya la bruja o el brujón no tienen
poder contra ella.
Relacionado con las
monedas, en Ontiñena me contaron un caso que había ocurrido en Castelflorite:
"Hace unos noventa años, un señor que en el pueblo se decía que era
brujón, tenía fama de librar de la mili a los mozos que se lo pedían y le daban
algo. Sabían que lo hacía con una moneda mágica, que era una peseta de cinco
reales. Cogía la moneda y se iba al cementerio con ella. Mi abuelo un año le
siguió y vio que iba a la tumba del último enterrado y hacía un agujero en el
suelo. Cuando el brujón se marchó, mi abuelo fue a donde había estado. Encontró
la moneda y se la llevó. Pero en casa empezaron a pasar males. Mi abuela murió
de sobreparto, y otros males.
Fueron al adivino y les
dijo que la culpa la tenía la moneda. La tuvieron que llevar a Zaragoza y
echarla en el Ebro hacia atrás sin mirar dónde caía".
Una señora de Chalamera
recuerda: "Cuando se casaba la gente, venía a casa a buscar "la
moneda" que luego devolvían. Recuerdo que era de plata, pero no sé por qué
razón lo hacían.
Esta conversación con el
abuelo me hizo pensar mucho.
Estaba dispuesto a ayudar
como pudiera al buen éxito de la boda que pronto se celebraría en casa. Por lo
pronto me hice con una peseta de plata para proteger a los novios. También me
preocupé de enterarme qué luna habría el día de la boda.
Era luna llena, y no
parecía que hubiera peligro por ese lado.
La luna tenía -y sigue
teniendo- una importancia definitiva en los medios rurales. Determina los
tiempos en que se pueden realizar las tareas más diversas del agricultor o del
ganadero. Y ahora me enteraba yo de su influencia también en las brujas.
No
quiero dejar pasar el tema de la luna, y contaremos en como entendían nuestras
gentes los beneficios o perjuicios de ella…