Mi hermana, como toda
novia que se precie, los hizo esperar un buen rato, aunque estoy seguro que ya
estaba preparada y acicalada desde hacía mucho rato.
Mi hermana se había
empeñado en llevar ramo. Todavía no era mucha costumbre, pues a lo más se
colocaban unos claveles blancos en el pecho sujetos con imperdibles. Pero en
algunos sitios ya se empezaban a llevar auténticos ramos de claveles y mi
hermana no iba a ser menos. También tenía intención de llevar el ramo al
cementerio después de la ceremonia, a la tumba de los antepasados de Urbez.
Luego supe que era un auténtico rito de agregación a la familia por parte de la
novia, como otros que comentaré más adelante.
La costumbre del ramo es
bastante moderna en nuestros pueblos, pero ahora forma parte indispensable del
atuendo de la novia.
Su uso posterior es
bastante variado. En muchos lugares (Chimillas, Bolea, Panzano, Albelda, Senés
de Alcubierre, Montmesa, l'Alnsa, etc.) se llevaba a la Virgen para que
protegiese al nuevo matrimonio. O, para el mismo fin, se dejaba simplemente, en
la iglesia (Huesca, Torralba, Aniés, Biscarrués, Chimillas, Santa Engracia de
Loarre, Aseara y toda la Fueva). En otros sitios lo guardaban en casa (Aineto,
Peraltilla y algún pueblo de la Fueva).
En otros muchos pueblos,
como he comentado antes, se llevaba al cementerio, bien a la tumba del último
difunto de la familia, mejor aún a los antepasados del novio lo que se
enmarcaba en los ritos de agregación de la novia a la nueva familia, mediante
esta ofrenda. (Huesea, Barbastro, Binéfar, Monzón, Aseara, Cotita, Estadilla,
Huerrios...).
En Pomar de Cinea
prefieren rifarlo o subastarlo a fin de allegar fondos para los gastos de la
boda, como se hace actualmente con la corbata del novio troceada.
Se creía que la primera
moza que lo conseguía seria la primera en casarse.
Por eso se regalaba a las
amigas (Barbastro, Huesca, Pomar) o se lanzaba hacia el público para quien lo
pudiera coger (Fuendecampo, Huesca, Huerrios, Estadilla, Quinzano) o se
repartía entre las amigas (Plasencia).
Yo me sentía importante
porque me habían encargado llevar las arras, que eran tres tartas pequeñas, que
luego se quedaban en la iglesia.
Las ofrendas a la iglesia eran variadísimas en
Aragón: las arras para el cura (que las repartía con el sacristán) se hacia en
Almudévar, Torralba, Loporzano, Tardienta, Huerrios y Estadilla, que yo sepa.
En la Fueva las tartas se repartían entre los invitados.
En Binéfar se llevaban
solamente dos tartas.
En Albelda ofrecían una
especie de mona que llamaban "tella".
En Chimillas llevaban a
la iglesia velas, manteles o cosas para la Virgen; aceite y velas en
Biscarrués; velas en Blecua; flores en Aniés, Santa Engracia de Loarre, Blecua,
Quinzano y Codos (en este último pueblo eran siempre claveles blancos). En
Araguás adornaban la iglesia. En otros muchos sitios hacían ofrendas en
metálico (Estadilla, Montara, Blecua, Pomar, Huesca, Huerrios, Jaca): la
cantidad variaba según el pueblo y las posibilidades de la familia. En Ascaso,
por ejemplo ofrecían doce duros.
En tiempos antiguos en
Aragón, si el marido era noble, las arras consistían en tres castillos, villas
y lugares con sus vasallos; si era infante o caballero, en tres haciendas y si
era plebeyo, en unas monedas.
Pues no queda que
contaros lo que significaba casarse en Aragón y las costumbres que se
continuaban…
Seguiremos contando la
boda…
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