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viernes, 28 de diciembre de 2012

La boda “El ramo” “Las arras”

Mi hermana, como toda novia que se precie, los hizo esperar un buen rato, aunque estoy seguro que ya estaba preparada y acicalada desde hacía mucho rato.
Mi hermana se había empeñado en llevar ramo. Todavía no era mucha costumbre, pues a lo más se colocaban unos claveles blancos en el pecho sujetos con imperdibles. Pero en algunos sitios ya se empezaban a llevar auténticos ramos de claveles y mi hermana no iba a ser menos. También tenía intención de llevar el ramo al cementerio después de la ceremonia, a la tumba de los antepasados de Urbez. Luego supe que era un auténtico rito de agregación a la familia por parte de la novia, como otros que comentaré más adelante.
La costumbre del ramo es bastante moderna en nuestros pueblos, pero ahora forma parte indispensable del atuendo de la novia.
Su uso posterior es bastante variado. En muchos lugares (Chimillas, Bolea, Panzano, Albelda, Senés de Alcubierre, Montmesa, l'Alnsa, etc.) se llevaba a la Virgen para que protegiese al nuevo matrimonio. O, para el mismo fin, se dejaba simplemente, en la iglesia (Huesca, Torralba, Aniés, Biscarrués, Chimillas, Santa Engracia de Loarre, Aseara y toda la Fueva). En otros sitios lo guardaban en casa (Aineto, Peraltilla y algún pueblo de la Fueva).
En otros muchos pueblos, como he comentado antes, se llevaba al cementerio, bien a la tumba del último difunto de la familia, mejor aún a los antepasados del novio lo que se enmarcaba en los ritos de agregación de la novia a la nueva familia, mediante esta ofrenda. (Huesea, Barbastro, Binéfar, Monzón, Aseara, Cotita, Estadilla, Huerrios...).
 
En Pomar de Cinea prefieren rifarlo o subastarlo a fin de allegar fondos para los gastos de la boda, como se hace actualmente con la corbata del novio troceada.
Se creía que la primera moza que lo conseguía seria la primera en casarse.
Por eso se regalaba a las amigas (Barbastro, Huesca, Pomar) o se lanzaba hacia el público para quien lo pudiera coger (Fuendecampo, Huesca, Huerrios, Estadilla, Quinzano) o se repartía entre las amigas (Plasencia).
Yo me sentía importante porque me habían encargado llevar las arras, que eran tres tartas pequeñas, que luego se quedaban en la iglesia.
 Las ofrendas a la iglesia eran variadísimas en Aragón: las arras para el cura (que las repartía con el sacristán) se hacia en Almudévar, Torralba, Loporzano, Tardienta, Huerrios y Estadilla, que yo sepa. En la Fueva las tartas se repartían entre los invitados.
En Binéfar se llevaban solamente dos tartas.
En Albelda ofrecían una especie de mona que llamaban "tella".
En Chimillas llevaban a la iglesia velas, manteles o cosas para la Virgen; aceite y velas en Biscarrués; velas en Blecua; flores en Aniés, Santa Engracia de Loarre, Blecua, Quinzano y Codos (en este último pueblo eran siempre claveles blancos). En Araguás adornaban la iglesia. En otros muchos sitios hacían ofrendas en metálico (Estadilla, Montara, Blecua, Pomar, Huesca, Huerrios, Jaca): la cantidad variaba según el pueblo y las posibilidades de la familia. En Ascaso, por ejemplo ofrecían doce duros.
En tiempos antiguos en Aragón, si el marido era noble, las arras consistían en tres castillos, villas y lugares con sus vasallos; si era infante o caballero, en tres haciendas y si era plebeyo, en unas monedas.
Pues no queda que contaros lo que significaba casarse en Aragón y las costumbres que se continuaban…
Seguiremos contando la boda…


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