Cuando
repaso las anotaciones en la libreta de mi infancia, se me mezclan los
recuerdos y trato de memorizar aquellas charradas…
Las brujas, muchas veces
eran las conversaciones que llenaban las largas veladas de invierno en nuestras
cadieras. Las más de las veces se orientaban hacia el poder de sugestión que
siempre han tenido las mujeres por sus encantos naturales y además por sus
malas artes. No todos estaban de acuerdo, claro. Aunque las mujeres que
participaban en las charradas, eran las que más se afirmaban en estas
aseveraciones.
Además a las brujas siempre las habían pintado
como viejas legañosas y de mirada torva. Con eso se descartaba que las mocetas
fueran brujas hasta dentro de muchos años...
-Pues yo siempre he oído
decir que las brujas eran jóvenes y muy guapas. Es más, siempre se ha dicho que
cualquier mujer que tenga una sola peca en la cara o en cualquier otro sitio
basta para que no pueda ser bruja.
-¡Anda! A mí me dijo mi
abuela que todas las brujas llevan alguna marca y que por eso se conocen.
En materia tan importante
como la brujería, resulta capital aprender a detectar a las brujas. A través de
los tiempos han existido métodos a cuál más original.
De las personas
"catadoras" o conocedoras de brujas voy comentando en muchas
ocasiones, pues durante la vida del nuestros aragoneses, siempre se estaba
alerta para poder detectarlas. Muchos de los métodos podían ser aplicados por
cualquiera aunque no tuviera don especial.
-Pero, bueno, ¿son brujas
porque llevan la marca o llevan la marca porque son brujas?
-Sí, eso: ¿Cómo se hacen
brujas? ¿O nacen ya brujas?
Las marcas. Se suponía
que la bruja tenía alguna parte del cuerpo insensible y se iba pinchando con
agujas hasta encontrarla. Lo que a veces ocurría, es que se utilizaban agujas
falsas que se introducían en su funda en vez de pinchar con lo que la bruja,
indefectiblemente, quedaba convicta.
En muchos lugares, para
encontrar esta señal frotaban el cuerpo con una toalla nueva y luego con un
trapo de lana que envolvía ceniza -algunos utilizaban agua bendita-. Al pasarlo
por el lugar de la marca ésta se hacía visible: a continuación pinchaban con la
aguja comprobadora.
El uso del falso punzón
con punta retráctil se utilizó muchas veces, cuando la supuesta bruja era de
casas pudientes, con lo que salían airosas de la prueba.
Se creía también que las
brujas o brujos, eran incapaces de
recitar correctamente el padre nuestro y esto se utilizó como prueba.
-Pues algunas ya deben de
nacer brujas, como ésas que vienen al mundo envueltas en una telica.
-Pero también pueden ser
curanderas.
-¿Y es que hay mucha
diferencia?
-¿Y qué más da? Lo que yo
pregunto es que si alguna no nace así, ¿cómo puede hacerse bruja?
Parecía que el tema de la
brujería no solamente me interesaba a mí, pues había cantidad de chavales que
estaban informadísimos, no sé cómo, tal vez por oír hablar a sus abuelos.
Contaron lo de dar la mano la bruja moribunda para traspasar los poderes de
brujería a su nieta, que yo ya conocía. Algunos añadieron otros métodos más
espeluznantes:
-Pues en Laspuña -nos
comentó un montañés de Chistau- la moza
que quería ser bruja tenía que abrir un gato y clavarle en el corazón siete
alfileres, hasta causar la muerte del animal. No debían ser ni más ni menos. No
podía el corazón pararse antes del séptimo pinchazo, ni seguir latiendo después
de clavar el último alfiler.
Por muchos lugares de la
Ribagorza y el Sobrarbe, el método es revolcarse, completamente desnudo por
encima de un zarzal de púas bien erizadas mientras se reniega con toda la
fuerza y furia. Dicen que los pinchos del zarzal no hacen mal.
Otro procedimiento
consiste en meterse una aguja larga de hacer media por la oreja izquierda y
presionarla hasta que salga por la oreja derecha.
Y otro más: dicen que
quien quiere ser bruja o brujo tiene que ir a las doce de la noche a un cruce
de cuatro caminos; si el que va es un hombre, le sale un perro negro; si es
mujer, una gallina negra.
Entonces ha de seguir al
animal sin parar de decir "¡Quiero ser brujo, quiero ser brujo!" o
"¡Quiero ser bruja, quiero ser bruja!" según sea hombre o mujer y el
animal les lleva a un sitio en donde está el demonio con quien hacen el pacto.
Este último procedimiento
que os paso por hoy, se parece bastante al seguido en otros lugares de la
Aquitania o el Bear, auque muy utilizado por nuestras gentes:
-Una noche llevad una
gallina blanca a una encrucijada; ponedla en el centro de un círculo que
habréis trazado con una vara de avellano. A media noche el Diablo se aparecerá
en medio de una batahola espantosa. Si no tenéis miedo, volved a coger la gallina,
sangradla en la encrucijada y enterradla; coged sus plumas y ya sois brujo o
bruja.
En todos los casos si la
conversión en brujo o bruja se producía, en ese momento o al llegar a casa,
aparecía el libro “Berde” o de “San Cipriano”. Con ellos ya podrían hacer
conjuros y toda suerte brujeril.
Pero será tema para otro
ratico…
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