Yo
estaba en el banquete de bodas cerca del tío Pietro de Chistén, porque me
gustaban mucho las cosas que contaba de todo Aragón, que hay que ver cómo lo
conocía. Así me enteré de algunas costumbres que no se daban en nuestro lugar,
tradiciones que se daban en otros lugares, relacionadas y unidas a nuestras
bodas.
Por “tierra plana” había
unos ritos, una especie de confirmación del matrimonio. Por ejemplo, hasta hace
bien poco (y tal vez se siga haciendo aunque se desconozca su significado) el
día de la boda subían a la ermita de San Juan. En una dependencia oscura de la
ermita, los novios saltaban unos ladrillos, "si se brincaban bien los
ladrillos, estaban bien casados; si no, el matrimonio no iba a ser bueno".
Igualmente, en unas rocas que hay subiendo a la ermita solían hacer una cruz,
ponían sus nombres y besaban la cruz.
Y también en Chalamera, en
la ribera del Cinca, se hacía algo parecido:
Al día siguiente de la
boda, los novios, acompañados de muchos invitados iban a la ermita de la Virgen
de Chalamera en las afueras del pueblo a visitarla y llevarle flores. Y también
a pisar un ladrillo que había detrás de la imagen. De lo contrario decían que
no estaban bien casados.
Pero me centraré en el
Rito de Ballobar, por ser muy explicativo: "Al día siguiente, domingo,
acudían (los novios) a la Misa mayor y como viaje de novios subían a la ermita
de San Juan para celebrar el llamado "salto de la novia", que
consistía en lo siguiente: junto al altar del santo había una roca con unas
piedras; la novia, ante la expectación de la concurrencia, saltaba dando un
círculo.
Ermita de Ballobar (Huesca) |
"Creo (y es una
opinión solo mía), descubrir en este rito una prueba de la virginidad de la
novia. Se trata, sin duda alguna, de algún rito ancestral que se realizaba en
el santuario pagano y luego cristianizado, bajo la advocación del Bautista. La
mayoría de los santuarios del Cinca fueron, originariamente paganos. Al
comprobar el novio la virginidad de la novia en la primera noche de bodas daban
gracias y lo celebraban con una danza -ahora salto de roca o de piedras- que
comenzaba la novia a la vista de las amistades, quienes, con gran regocijo,
proseguían todos los asistentes, en forma de círculo, saltando, también sobre
la roca misteriosa. Como puede verse, es ni más ni menos que una danza
antiquísima en torno a la roca y dentro del santuario, pero que, con el
cristianismo, fue elevado a rito religioso y, tal vez, debido a ciertos abusos,
fue prohibida dentro del templo, pero continuando siempre llena de misterio y
de matiz sexual, junto al altar en una estancia contigua. Es un rito digno
debería ser investigado a fondo, que muy bien podría tener que ver algo con la
prueba con que es sometida la gitana, antes de contraer matrimonio".
Pero no le deis vueltas a
esto, son tradiciones y hoy a nadie le dan de comer… menos todavía, que el
Gobierno de Aragón, se gaste dineros en estas fatezas…
En Fraga "para el día
de la boda llevaban las novias las “faldetas”
de satén o brocado blanco, bordado en colores, pañuelo grande de
igual color bordado, zapatos blancos y pendientes blancos, de plata con
diamantes; en la fiesta del segundo día aparece la novia cambiándose los
pendientes de plata por otros de oro con piedras de color. En estos días de la
boda las fiestas se hacían en casa de la novia. El tercer día, en la del novio
y su mujer comparecía con “faldetes”
de cualquier color, ordinariamente oscuras y pañuelo negro bordado
en colores. El cuarto día se van juntos al huerto o a una fuente en donde hay
comida campestre; la novia lleva el vestido usual".
En Tiermas era costumbre,
una vez acabada la boda el "correr la rosca": uno de los invitados se
colocaba en un llano, con una rosca o torta, con las manos en alto. Dos
contendientes corrían y saltaban para cogerla. El ganador la partía y distribuía
entre los asistentes, que a veces cruzaban apuestas.
Pero retornaremos a la
boda, y la dejamos en la sobremesa, que duró lo suyo. Después se organizó el
baile. Y tendremos que entrar en otro día para introducirnos en él, pues muchas
cosas quedan por contar…
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