Por fin llegó el día de
la boda. Todos la esperábamos ilusionados, como es natural, aunque yo creo que
cada uno por diferente motivo. Los novios porque se querían de verdad. Los
demás, porque los queríamos ver felices. Pero había también sumergidas otras razones:
los padres de los novios respiraban hondo por haber colocado ya a sus hijos. Y
otros invitados más lejanos -todo hay que decirlo- por la fiesta y el banquete.
Eran tiempos de una gran austeridad obligada en el yantar. Un acontecimiento de
este tipo servía para "salirse de madre" en la comida y bebida que
serían esmeradas y abundantes.
La ceremonia iba a tener
lugar a media mañana para que los invitados forasteros tuviesen tiempo de
llegar cómodamente.
Como el auto del
"correo" no daría abasto ("no adubiba" decía mi abuela) mi
padre tramitó que otros tres coches, que se desplazaran a L´Ainsa, para recoger
a todos los que venían por autobús.
Media hora antes de la
misa ya estaba la comitiva esperando a la puerta de casa para llevar a la novia
a la iglesia. La formaba Urbez, el novio, con sus familiares y los familiares
más íntimos nuestros.
A buscar a la novia van
el novio y los familiares en Chimillas, Sallent, Biscarrués, Plasencia y
Albelda. Las amigas de la novia en Torralba de Aragón. El novio en Aniés, Senés
y Montoro. El padrino, que suele ser el padre en Loporzano, Codos, santa
Engracia de Loarre, Quinzano, Huerrios y Aseara.
Los mozos y el padrino en
Pomar; un amigo o hermano del novio, con el ramo, en Barbastro; en Binéfar la
acompaña la familia del novio. En Fuencalderas y las Cinco Villas, los
invitados.
En algunos pueblos
pequeños tendían un alfombrado. En Montmesa hacían una "troca" de
lino. Un informante me decía: "cuando se casó mi bisabuela hicieron un
rollo que iba desde la puerta de la casa hasta la iglesia".
En Gistain la comitiva de
bodas se organiza de la siguiente manera: primero dos amigos del novio que no
paran de hacer ostentación; a continuación animales cargados con el ajuar; los
novios, sus hermanos y hermanas, primero los casados y después los solteros y
todo el resto de los parientes, por orden riguroso de grado familiar y en
último lugar los amigos y convidados.
En Fraga, a la novia la
iban a buscar a son de cornamusa antiguamente, después con una rondalla de
instrumentos de cuerda.
Las mismas variantes se
dan también en otros lugares. En muchos, la novia, al marcharse abrazaba a
todos los presentes y los convidados le daban unas monedas que echaban en un
plato.
En muchos lugares, antes
de salir de casa, la novia se arrodillaba humildemente a los pies de su padre y
el viejo la bendecía casi siempre en medio de lágrimas, haciéndole algunas
recomendaciones paternales. Era corriente que todos sus invitados, antes de
salir de casa le ofreciesen una flor y ella, les correspondía con un abrazo a
cada uno y delante de todos, que eran últimos que daba de soltera.
Antiguamente la novia
tenía que ir obligatoriamente a caballo. La cabalgadura y arreos los tenia que
comprar el novio, o alquilarlos si no le era posible comprarlos. El privilegio
de ir a caballo, sólo era para las novias solteras. Las viudas tenían que ir a
pie.
La ceremonia de la boda
en la Ribagorza tenía lugar fuera del templo, ordinariamente en el atrio, a fin
de que pudiese presenciarla todo el pueblo sin tener que entrar en la iglesia.
En algunos lugares todavía se celebra fuera del templo. En Camporrels, el novio
se quedaba fuera de la iglesia, mientras que la novia estaba dentro. El acto,
por tanto, tenía lugar medio dentro y medio fuera del templo.
Sin embargo la costumbre
más extendida era que la novia fuera acompañada por su padre y el novio por su
madre y por separado. La vuelta la hacían juntos. En otros muchos sitios el
novio esperaba a la novia a la puerta de la iglesia.
Como podéis comprobar,
nuestra tierra ha tenido distintas maneras de entender una boda, y seguiremos
comentando como eran estas ceremonias.
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