Como
en mi pueblo no teníamos ningún lugar especialmente indicado para esta
reunión-ceremonia llamada “ajustes”, se hizo en casa de Cacho, que era terreno
neutral y tenían amistad con las dos familias.
A
la vuelta a casa después de la
ceremonia, recuerdo las recomendaciones que mis padres hicieron a mi
hermana. A mi madre le preocupaba que supiera gobernar la casa. Mi padre miraba
más la impresión de seriedad que tenía que dar ante el pueblo:
-"Porque esto es ya
muy serio y todo el personal está enterau de que ya estáis comprometidos.
Habéis tenido tiempo de pensalo. Y fíjate que si él s'echara pa atrás sería muy
difícil que alcontrases otro mesache. Pero si fueras tú y te hacieran
"encarnuzada" ya podías ir pensando en metete a monja o ir a servir
ta Huesca, que yo no quiero ese baldón en casa".
Se ve que los mozos
llevaban muy a mal que una chica plantase a su novio. En ese caso, con
frecuencia cogían un animal muerto, por ejemplo una mula ("carnuz") y
se la ponían en el balcón o en la puerta de casa. Eso era la “encarnuzada”.
Mi hermana escuchaba
todas las recomendaciones, un poco ruborosa pero yo, que la conocía de sobras,
adivinaba una sonrisa picaresca en sus ojos. Quería demasiado a Urbez como para
hacerle una faena así. Y menos para dejárselo escapar.
"Enramadas" |
En muchos sitios las
llamaban "enramadas”, muy diferentes a los adornos que los mozos ponían en
las casas de las muchachas en determinadas ocasiones y que llevaban el mismo
nombre. Estas se solían hacer en las fiestas del pueblo (Pomar, Bolea, Loarre),
o por Pascua (Binéfar, Tamarite, Ena, Botaya), para San Miguel (Cotita), San
Isidro (Huesca), por Pascua Florida en Marcén y Ascara, para la Ascensión y el
Corpus en Senés. Estas enramadas se hacían con flores, ramas de almendro
florecidas, etc. En Araguás y en algunos otros sitios por Pascua colocaban
enramadas de abeto a todas las chicas del pueblo, adornadas con naranjas: seis
a las mozas mayores y tres a las pequeñas. También ponían naranjas, aunque sin
simbolismo de número en Codos y Estallo. En la Ribagorza cuelgan ramos de
cerezo, rosquillas y hasta pañuelos de seda.
Las enramadas de castigo
solían ser terribles: poner porquería en las puertas (Loporzano), embadurnar
puertas y ventanas con aceite negro (Biscarrués, Albelda, Montmesa...) Pero
tenían lugar siempre por causas graves, por ejemplo, romper un noviazgo. En
Aniés y Panzano y otros lugares las enramadas las hacían a los viudos que se
casaban como diremos en su momento.
En la Fueva cuando el
chico o chica se iba a vivir fuera del pueblo con motivo de su casamiento.
No procede aquí
profundizar en las fórmulas de matrimonios que se concertaban. Me remito a los
tratados de Derecho Aragonés. Repercutían esencialmente en los aspectos
económicos y herenciales. Los más corrientes eran:
Matrimonio en casa cuando se casaba el heredero de la hacienda que iba
a dar continuidad a la casa.
Cuando además del
heredero se casaba otro hermano suyo que también se quedaba en casa sin ser
propietario pero para vivir a costa de la misma a cambio de la ayuda que iba a
prestarle, se decía que había matrimonio a Sobrebienes.
En cambio si un hijo al
casarse no quedaba en la casa paterna sino que estrenaba otra se casaba de
Soltero.
Otra boda, en fin, fue
muy corriente en el Alto Aragón: el Matrimonio a cambio o Matrimonio cruzau que
se daba al casarse a la vez el heredero y una hermana suya con otra
pareja de hermanos. En ese caso se ahorraban las dotes de las mozas que iban de
"dueñas" a la otra casa.
Se llamaban Bienes
parafernales la dote que aportaba la mujer al matrimonio
y Bienes entifernales al pago que daba el marido
(por ejemplo ganado) al grupo de la mujer con quien se casaba, por llevársela.
Ya, con esto, los mayores
empezaron a discutir de fechas, de vestido de boda, de amonestaciones...
Como siempre amigo, extraordinario. Sigue "MAESTRO"
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