Todas las devociones a
los santos, y las oraciones que las acompañan, poco a poco han ido desviándose
hacia la superstición al considerar que había mayor poder en la fórmula mágica
y determinada que en la auténtica devoción. Han convertido a la religión en una
oficina de colocación, en una agencia de objetos perdidos o en un dispensario
médico para casos desesperados sin hacer nada por imitar las virtudes de los
santos cuyo nombre se invoca.
Con frecuencia consideran
la magia curativa como posesión privativa de un clan o de una familia, condicionando
al siervo de Dios a su servicio exclusivo y a la recitación mecánica de unas
palabras cuyo significado ni siquiera siempre conocen.
Buena prueba de ello es
lo celosamente que se han transmitido en secreto, de padres a hijos o de madres
a hijas las oraciones y ritos, con verdadero miedo de comunicados a otros
posibles beneficiarios.
Por ejemplo, en el Libro
de Visitas de la Parroquia de Aneto (“Libro de derechos de la parroquia de Aneto,
diócesis de Lérida, provincia de Huesca) leemos que en el año 1806 hace la
visita D. Manuel del Villar y Ollera, Promotor Fiscal y Visitador General del
Obispado de Lérida. Entre otras advertencias, dice:
“Por personas sabias y
timoratas ha llegado a entender, que algunos eclesiásticos llenos de buen celo
y por una piedad mal entendida, rezan a los enfermos ciertas oraciones con las
que en células llamadas de “sanidad”
que les entregan, les hacen creer virtudes que no tienen y con ese
motivo caer en supersticiones reprobadas por la buena Moral y Santo Tribunal de
la Inquisición; y deseando cortar de raíz ese mal, manda el Señor Visitador al
Cura de esta Parroquia que instruya a sus fieles sacándoles de este error u
otro semejante y a los eclesiásticos de su jurisdicción del modo y forma que
deben usar de las preces aprobadas por la Iglesia y puestas en el Ritual
Romano, y delaten a los sacerdotes que lo practicaren para que proceda
al castigo, y también que recojan y remitan las células que hayan repartido”.
Así se extendieron
creencias muy curiosas en torno a los santos y a sus festividades.
El día 17 de Enero es la
fiesta de San Antón abad, es el patrono de los animales domésticos. En ese día
los animales no trabajan: a las mulas y bueyes se los bendecía, se los adornaba
y se les daba un pienso especial. Hasta aquí todo muy bien. Pero nos choca el
hecho que nos contaron en Siétamo de que Fulano de Tal se puso a labrar el día
de San Antón en Enero y en castigo se le enrejó una mula…
Procesión en Mediano (Huesca) 1948 |
Algo parecido pasaba con
San Gregorio, el día 9 de Mayo, que no se podía entrar para nada en la huerta.
Si era preciso se cogían las hortalizas o frutos el día anterior. Si se entraba
en ese día se cucaban los productos de la huerta; así me lo aseguraron en
Visalibóns.
Se cuenta que en Bailo,
un verano llovía tanto que no se podía trillar. Uno del pueblo, considerando a Santa
Bárbara como causante, fue a su ermita, cogió la imagen de la santa y la metió
en un abrevadero diciéndole: “Fártate d´aigua”. A partir de aquel día, el sacrílego
no pudo trillar, porque sólo llovía en su era, mientras en las otras del pueblo
lucía el sol.
También San Hipólito, que
tiene una ermita en Castejón de Sobrarbe es protector de los animales. La
romería principal tenía lugar el 13 de Agosto y la organizaban “a redolín” los
pueblos cercanos.
Cuando alguien tenía una
caballería enferma, pedía a San Hipólito su curación, prometiendo, si sanaba,
dar un número determinado de vueltas alrededor de la ermita. El día de la
romería siempre se ven animales caminando alrededor de la ermita acompañados
por sus amos. Las vueltas que uno prometía ni se decían ni nadie lo preguntaba.
A veces estaban casi todo el día dando vueltas.
Como oraciones mágicas
lleva la palma el Responsorio de San Antonio de Padua:
“Si buscas milagros mira
muerte y horror
desterrados
infierno y demonio huidos
leprosos y enfermos
sanos.
-El mar sosiega su ira
redímanse encarcelados
miembros y bienes
perdidos
recobran mozos y
ancianos.
El peligro se retira
los pobres van remediados
cuéntelo los socorridos
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira...
Gloria al Padre, gloria
al Hijo
Gloria al Espíritu Santo.
El mar sosiega su ira...
Ruega a Cristo por
nosotros
Antonio divino y santo
para que dignos por
siempre
de sus promesas seamos.
Amén”.
La devoción al santo
taumaturgo lisboeta está extendidísima no sólo por Aragón, sino por todas
partes y son muchos los que aseguran que nunca les falla el santo ni su
responsorio.
Pero ya nos parece un
abuso, la práctica que seguían en Sopeira: cuando se perdía una oveja había que
rezar el responsorio a San Antonio, pero de rodillas y de espaldas al sitio por
donde se había perdido.
Oración curiosa a San
Antonio me enseñaron en una casa de Villacarli. Es contra las lombrices
intestinales y la tenían en un folleto impreso en Graus, sin fecha, en la
imprenta Gutemberg. Está en latín y así hay que rezarla aunque no se entienda
para que surta su efecto. Dice pues así, con errores y todo:
“Potestax Dei Patris + Sapientia Dei Fili et virtus
Spiritus Sancti te sanet et te liberet te de infirmitate lumbricorum et statim
exeant de corpore tuo per intercesionem Santi Antoni Padua confesoris tui dum
apropiat super te nocenter ut edant carnes tuas ipsi infinita sunt et
.ceciderunt. Fiat + Fiat + Fiat +. Jesus, Maria, Joseph. Ora pro eo (aut pro
ea) Beati Antonio Confesores”.
También tiene virtudes
amplísimas, como se puede ver por su texto la oración a San Bartolomé. Yo la
aprendí de memoria de mi abuela, y la he oído por muchos sitios con diversas
variantes. La versión que yo tengo es ésta:
San Bartolomé se levantó
pies y manos se lavó
con Jesucristo se halló
y estas palabras habló:
- ¿Dónde vas, Bartolomé?
- Yo, Jesús, con Vos iré.
- No vengas, Bartolomé
que te daré un don
que no lo tiene ningún
varón,
un dado
que no lo tiene ningún
vasallo:
“En la casa que seas
nombrado tres veces,
no caerá centella ni rayo
ni morirá mujer de parto
ni criatura de espanto
ni caballería en el
campo”.
Continuamos con el
Devocionario médico. Las verrugas, en Castillónroy se curan la noche de San
Juan, frotándolas con hierba y diciendo esta oración:
“San Chuan Bautista
apóstol y evangelista
per la virtut que Deu
t'ha dat
sácam las verrugues ben
aviat”.
En Agüero se curaban en
misa. Cuando el cura se volvía al pueblo invitando “orate fratres”, se decía:
“Que me se vayan estos berrugates”.
Cuando una paniquesa
(comadreja) ha mordido en la ubre a una vaca u oveja, en Liri, una persona en
solitario con una vela encendida dice:
“Cristo es nat
Cristo es crusificat
Cristo es resusitat.
Este animal está mordido
que se vaya el mal
para quien lo ha metido.
Dios me valga
y la Santísima Trinidad”.
Luego, reza nueve padrenuestros y hace nueve cruces
sobre el animal.
Muy parecida a esta
oración es otra oración, que recogí en la Ribagorza, para otra enfermedad: para
la “espineta baja” que es el descenso del esternón que comprime los órganos
situados por debajo de él. Algunos la solucionan colgando al enfermo de las
puertas por los brazos. Otros, recomiendan, hacer en el punto doloroso una cruz
con sebo de culebra mientras se reza:
“Deu es nat
Deu es mort
Deu ha resucitat.
San Cosme, San Adrián (?),
Santa Magdalena
que curen esta enfermedad
del cor espaldat.
En el nombre de las tres personas
de la Santísima Trinidad”.
Debe rezarse durante nueve días, tres veces al día y
haciendo la cruz con el sebo.
Hay otra oración mágica a
San Agustín, que no he podido localizar. En casa Sastre de VillacarIi la tenían
en un libro pero el libro lo prestaron (muchas veces me encuentro esta evasiva) y no se lo devolvieron. Es una pena que no la
sepan de memoria. Por lo que me contaron tenía una infinidad de aplicaciones y
me aseguraron que siempre daba resultado.
Y
esto es algo normal en nuestras gentes. Cuando intento averiguar el texto de
alguna fórmula u oración para curar cualquier enfermedad, me encuentro con
evasivas del estilo de la de Villacarli o parecidas…
No,
no fue fácil recoger muchas de las que os puedo contar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario