En un pueblo de gente
sencilla y profundamente religiosa por una parte; propensa a creer en el “don”
y la “gracia” que parecen tener determinadas personas, por otra; que, además,
se sienten desvalidas ante las fuerzas de la naturaleza majestuosa que les
rodea y ante los ocasionales fracasos de la ciencia y el miedo a lo oculto, es
lógicamente que, sin dejar de buscar el remedio facultativo, acudan a la ayuda
de lo alto.
La Virgen del lugar o la
ermita vecina, un Cristo determinado -por ejemplo el Santo Cristo de los
Milagros en Huesca- y los santos protectores de diversas dolencias son los
últimos recursos contra las enfermedades.
San Ramón Nonato es el
patrón de las mujeres parturientas. Nació de su madre muerta en el siglo XIII
en la Segarra (Cataluña) y su fama se extendió pronto por Aragón. Su fiesta es
el 31 de Agosto.
En los partos difíciles
ayuda mucho a las futuras madres, además, el tener entre los dedos, fuertemente
agarrada, la Cruz de Caravaca. En algunos lugares tienen una cruz que pasa de
casa en casa en esos trances.
San Mamés es el abogado
de las enfermedades intestinales. No sé exactamente por qué.
Santa Lucía es abogada de
la vista. Murió mártir en Sicilia en el siglo IV. Se la suele representar
llevando en una bandeja sus propios ojos. Parece que sin ninguna razón
histórica ya que el martirologio nada nos dice que le hicieran los verdugos
contra la vista, que justifique la dicha bandeja. Su fiesta se celebra el 13 de
diciembre. He oído invocar así a la santa:
- “Un avemaría a Santa
Lucía, para que nos conserve la vista y los ojos”.
En Tamarite, cuando entra
una partícula en el ojo, rezan así:
“Broseta, broseta, IXdel
ull
que no te i vuy
a Santa Llusía sí que la
i vuy”
y a continuación recitan
un padre nuestro.
Santa Agueda es abogada
de las mujeres en general y de los males de senos en particular. Era una noble
siciliana y en su martirio le cortaron los pechos. Su fiesta se celebra el día
5 de febrero.
Santa Quiteria, el 22 de
Mayo, defiende de la rabia. En Biel hemos oído esta oración para recitarla
cuando se aproxima un perro que se supone rabioso:
«Santa Quiteria pasó por
aquí,
perro rabioso no me
muerdas a mí»
Y también tengo recogida
esta variante en Tardienta:
«Perro rabioso
vete de aquí
que Santa Quiteria
está con mí.»
El Ayuntamiento de
Benasque, en su Libro Lucero hace constar el voto con el que se compromete con
la santa para “alcanzar la conservación de los ganados de los habitantes de
esta villa y por la extinción del mal de rabia que años pasados se observó
padecían dichos ganados”.
San BIas, obispo de
Sebaste en Armenia, en el siglo XIV y que murió degollado es abogado de todo
tipo de afecciones de garganta. En mi casa, cuando yo era niño, recuerdo que se
rezaba una jaculatoria cuando alguien se atragantaba al comer o beber, cuando
la comida o la bebida se iba por el “bedau”:
«San BIas, ahoga a éste
y vuelve por más»
Hasta hace poco, en la
Catedral de Huesca había una imagen de San BIas que ahora se conserva en el
museo diocesano. En el cuello tenía una argolla de metal. Los fieles, con
permiso, cogían la argolla y se la ponían al cuello para curar los males de
garganta. Su fiesta se celebra el 3 de Febrero.
El 9 de Febrero es Santa
Apolonia, protectora de la dentadura. Murió mártir en la hoguera en Alejandría
en las persecuciones del siglo III. Antes, le arrancaron con una piedra todos
los dientes y muelas. Una oración del breviario, antiquísima decía:
“Oh Dios por cuyo amor la
bienaventurada virgen y mártir Santa Apolonia, sufrió con tanta constancia que
le arrancaran todos los dientes; suplicamos té, nos concedas que todos aquéllos
que imploraren tu intercesión sean libres, de males de dientes y de cabeza...”
San Babil, alivia los
reumas. No hemos podido averiguar detalles de la vida y muerte de este santo.
Los endemoniados han
tenido dos valederos singulares en el Alto Aragón: San Román y Santa Orosia.
San Román tiene su ermita
en Ponzano y allí acudían gentes de todo Aragón, sobre todo de la parte de
Teruel, y de Cataluña. Con aceite de la lámpara del santo y los exorcismos que
recitaba el capellán se curaban a los que llamaban “los enemigos”.
A Jaca y Yebra de Basa
acudían los mismos, con el nombre de “espirituados” a colocarse debajo de la
peana de la santa, cuya fiesta se conmemora el 25 de Junio. El Obispo de Jaca,
Bueno Monreal prohibió la asistencia de endemoniados a la procesión de Santa
Orosia, en 1947, a causa de las lamentables escenas que en ella se daban.
Todavía se venera en el
camino que conduce a Yebra a la ermita de la santa una zarza que según la tradición
nunca se seca, sobre la roca en que quedaron señaladas las rodillas de Santa
Orosia.
Seguiremos…
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