Empezó el año con cuarto menguante, (estoy contando
en 1950), y el abuelo dijo que había que rellenar los toneles de vino. Ya se
sabía que la mengua de enero es la mejor de todas para esta operación.
Y
bueno será traer aquí alguna cosa de lo que fui aprendiendo de la luna y que
anoté en mi libretica. Nunca hubiera imaginado que nuestro satélite tuviera
tanta importancia en nuestros pueblos.
No
todas las lunas son iguales. En nuestra tierra te aseguraban que no había una
luna, sino doce y por eso son tan diferentes. La mejor parece la de enero y
recuerdo ahora los refranes que mi abuela decía al respecto:
“La
luna de enero tiene siete virtudes”, aunque nunca me especificó qué virtudes
eran: “en enero manda la luna y en junio manda el sol”; “si quieres ver bien la
luna, mírala en el mes de enero”. Muy parecido a este otro: luna de enero, la
más clara del año y mirarla no hace daño”.
Si
la mejor luna es la de enero, la peor es la de septiembre. En mi pueblo la
llamaban “luna cucadera” y aseguraban que las plantas que se siembran en ella
se estropean o se merman.
Tampoco
se puede sembrar en la luna de mayo: sale todo muy flojo. Por ejemplo, las
judías dan mucha flor y se hacen muy altas pero dan pocas judías. La luna de
octubre hace pronóstico y anuncia las siguientes lunas: de allí el refrán: “la
luna de octubre, siete descubre”, o “el octubre siete lunas cubre, y si llueve
cubre a nueve”.
El
tiempo, pues, viene influido por la luna y los cambios de tiempo siempre se
producen en el cambio de luna.
También
tiene su importancia la figura de la luna. Me refiero a su silueta, no a sus
dibujos, pues es sabido que representan una cara y así la hemos visto
representada siempre en los libros. Por el Sobrarbe, dicen que representa a un
hombre que tira de un burro cargado de leña y se lo tragó la luna por trabajar
en domingo. Otros dicen que se trata de un hombre que cortaba zarzas en domingo
y quedó condenado a seguir cortándolas en la eternidad.
En
mi lugar nos asustaban a los críos, diciéndonos para que fuéramos buenos: “Mira
que vendrá la luna”.
En
Tella se decía que si la luna se pone roja anuncia guerra y que así pasó en
junio del 36, antes de la guerra civil.
Por
el Sobrarbe, a la luna nueva la llaman “vuelta de luna”. También tienen su
refrán: “cierzo y serenero a principios de luna, de cien veces llueve una”.
Cuando
la luna está recostada en vertical, decían que era “luna embalsada” o “luna
marinera” y que traía agua. ¿Cómo de recostada? Pues, que se pueda colgar el
candil en ella.
El
cerco alrededor de la luna anuncia buen tiempo para el día siguiente: “cerco en
el sol, moja la capa del pastor”, “cerco en la luna, la enjuga”. En otras
ocasiones oí que depende: si hay estrelletas en el cerco, no lloverá y si no
las hay lloverá a los tres días.
Y
vamos con la luna llena, que es la bonita, blanca y redonda. Las brujas la
preferían para sus reuniones, pues ellas prefieren el color blanco, como
también prefieren la plata al oro. ¿Alguien ha visto que una bruja lleve ningún
colgajo de oro? Lo llevan siempre de plata. Y, sin embargo, parece un
contrasentido, les parece mal que otros lo lleven. Para evitar que una bruja,
eche el incortamiento a una pareja de novios el día de la boda, el mejor
remedio es que el novio lleve una moneda de plata, imagen de luna llena, entre
el calcetín y el zapato cuando va a la ceremonia.
La
luna llena, siempre era el tiempo para recoger las plantas medicinales y eso ya
desde la antigüedad. Pero en la luna llena no debe plantarse nada.
Sin
embargo, no todo es negativo en la luna llena. Una cría de cualquier clase, que
nace en luna llena, tiene más vigor. Los pollos, por ejemplo, es mejor que
nazcan en luna llena y para eso se calculaba para poner a incubar los huevos.
Y
seguiría charrando de la luna, pues son muchas mis notas recogidas en más de
treinta y cinco años, recopilándolas. Pero no quiero dejar este día de deciros
que la conexión –al menos en nuestras creencias- es muy grande, entre la luna,
la mujer y la serpiente. El ciclo de la luna es de 28 días. Igual que el ciclo
de la mujer. Y 28 son los anillos que tiene una culebra en su espina dorsal. ¿Y
que tiene que ver en nuestra cultura lo uno con lo otro? Amigos, en nuestra
cultura mucho.
Cuando
una madre tenía un mal embarazo, en nuestra tierra el mejor remedio para
aliviarle, era beber caldo de culebra. Se cocían y se les daba el agua sin que
ella supiera cómo estaba arreglada, aunque lo podía sospechar.
Amigos,
si mi salud y mis ganas me lo permiten, seguiré descubriendo nuestra tierra con
vosotros, pues después de muchos años contando nuestras tradiciones, todavía
tengo cosas que contaros.
Siempre
pensé que nuestra tierra estaba ya descubierta. Pero cada día compruebo, que
hay muchas cosas que contaros.
Así
es Aragón y sus gentes.
De nuevo las gracias a Chesús l. Domper por sus excelentes fotografías.
De nuevo las gracias a Chesús l. Domper por sus excelentes fotografías.
Hola Bastian:
ResponderEliminarMe han encantado las cosicas que explicas de la luna y de las tradiciones de Aragón. Yo no soy aragonés, soy andaluz criado en Cataluña, pero me encanta tu tierra, que siento también acomo mía.
Sigue escribiendo cosas tan interesantes como éstas porque somos muchos los que disfrutamos descubriendo nuestro folklore y nuestras raíces.
Feliz fin de semana.
José Ramón García (jgarci46@xtec.cat)