A los ocho días de haber
nacido el niñer lo llevamos a bautizar. Yo ya tenía ganas porque no me gustaba
que se llamase "morico" como todos los del lugar lo conocían, pues
nadie le pondría nombre hasta su cristianización. El miedo al “mal de ojo”, así
lo imponía.
La cristianización o
bautizo se hacía muy pronto. En Ontiñena a los quince días, pero era mucho más
corriente celebrado a los ocho (Vilanova, Huesca, Estada, Ceder, Sarvisé,
Alberuela de Laliena...) porque al Niño Jesús lo circuncidaron a los ocho días;
en Albelda se hacía a los dos días y en Sena y Bolea al día siguiente.
La verdad es que
llevábamos unos cuantos días pensando en el nombre. Se discutieron varios, pero
al final prevaleció la tradición familiar y la del pueblo, que coincidían.
- De primero se llamará
Urbez, como su padre. Y de segundo podría llamarse Chusé, como su tío.
- No, es mejor que segundo
sea el santo del día, que así estará más protegido contra los malos espíritus y
las brujas.
Esta creencia la tengo registrada
en Adahuesca, Ceder, la Almunia de San Juan, Berbegal, Ayera, Labuerda,
Alberuela de Laliena, Naval, Las Bellostas, Sarsamarcuello y Ontiñena.
En Vilanova, prefieren el
santo del día y de segundo el de uno de los abuelos. En Ansó el preferente es
el del abuelo paterno y en Bolea el santo del día.
Van por igual (el santo
del día, el del padre o el del abuelo) en Bailo, Loarre, Estada, Belillas,
Grañén, Aniés y Tierrantona. Pero lo más generalizado es que el primogénito
lleve el nombre del padre.
El niño al sacarlo de casa
para bautizar, era normal que saldría solo con la comadre.
La madre permanecería en
casa hasta los cuarenta días y su presentación oficial con el ninón, que lo
haría en la iglesia.
Pero
la gente creía que morían por un "maldau". Y para burlar a las brujas
que estaban esperando al niño a la puerta de la casa, lo sacaban por detrás o
por una ventana.
En
esta costumbre, también tenía mucha importancia, el recorrido hasta la iglesia.
Si ha habido algún otro
niño muerto en la familia, al siguiente lo llevaban (o lo llevan) a bautizar
por diferente calle.
En Adahuesca, en el mismo
caso, lo sacaban por una puerta y lo entraban por otra.
Ya se sabe que para evitar
males, lo mejor es ir por una calle y volver por otra.
En nuestro pirineo, no se
permite besar a un bebé antes de que esté bautizado; se teme que con el beso
también se le dé el mal. Esta costumbre ha persistido hasta tiempos muy
recientes y tal vez continúe todavía al menos entre algunas familias.
En la misma línea hay que
situar esta costumbre:"Cuando vas por la calle con un niño pequeño y te
encuentras con una mujer que le diga muchas alabanzas y no te dice "Dios
le bendiga", debes decirlo por lo bajo para que no le eche al niño el mal
de ojo".
También otro remedio:
"Para saber si alguien tiene mal de ojo, se coloca un cedazo de canto y se
clavan en él unas tijeras abiertas. La persona que se sospeche que está aojada
debe introducir el dedo índice de cada mano por uno de los ojos de la tijera.
Si gira el cedazo, la persona está aojada".
Por lo visto había que
seguir protegiendo al pequeñín contra las brujas. Yo pensaba en la tía X, la
bruja del pueblo, y la verdad es que no la creía capaz de hacer nada contra la
criatura. Pero, claro, nunca se sabe.
Al niñer nuestro lo
llevaba la comadre como era costumbre y además andando muy de prisa y sin mirar
a ningún sitio. Llevaba un pañolón negro sobre la cabeza y no sé cómo no
tropezó en ningún sitio por que sólo miraba al nene a quien también tapaba la
cabeza para que nadie pudiera verlo antes de llegar a la iglesia.
Uno a cada lado de la
comadre iban los padrinos. Como el bebé era chico, el padrino iba a la derecha.
Si hubiera sido niña habría ido a la derecha la madrina.
¿Qué tiene que ver lo uno
con lo otro? Por nuestra tierra anda un refrán que reza: "año de
avellanas, mujeres embarazadas".
Por cierto, que comentaban
que a los gemelos los habían sacado de casa por la ventana y por la puerta
trasera del corral ya que un hermanico suyo había nacido muerto hacía un año.
Yo pesqué al vuelo entre las mujeres algo sobre si venían muy seguidos. Y
alguien también dijo su refrán de turno: "Mujer abortada, a los cuarenta
días preñada".
Luego he conocido a muchas
personas que también las sacaron así de casa, y es que antes se morían muchos
bebés, tal vez por falta de higiene, mala alimentación, escasez de vacunas...
Pero la gente creía que morían por un "maldau".Y para burlar a las
brujas que estaban esperando al niño a la puerta de la casa, lo sacaban por
detrás.
Todo el mundo ha
presenciado un bautizo y no voy a contar cómo fue aquél. Yo sólo miraba a Urbez
y a ver qué cara ponía cuando le daban la sal y cuando le echaban el agua. Y es
que decían que si se relamía cuando le ponían la sal en la boquica sería un
niño muy gracioso y en cambio si ponía mala cara es que no recibía a gusto la
cristianización, y si aguantaba el agua sin llorar sería muy valiente.
Pero tengo que parar el
bautizo, para comentar el significado de la sal, tan importante entre nuestras
gentes. Seguiremos…
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