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sábado, 17 de marzo de 2012

Cristianizar (Bautizo) La sal y el agua

Toda la iglesia estaba expectante, a ver qué cara ponía cuando le daban la sal y cuando le echaban el agua. Y es que decían que si se relamía cuando le ponían la sal en la boquica sería un niño muy gracioso y en cambio si ponía mala cara es que no recibía a gusto la cristianización, y si aguantaba el agua sin llorar sería muy valiente.
El significado del rito de la sal que ya no se practica, tenía el sentido de que el niño adquiriese gusto por las cosas espirituales. Así lo decía la oración del ritual romano: "Deus patrum nostrorum”.
Es probable sin embargo, que viniera influida por ritos antiquísimos y tuviese un valor mágico y podía tender a que el niño fuese fecundo porque la sal se ha tenido universalmente como el símbolo de la fecundidad.
En Aragón tiene un significado mágico que no he descubierto en otras culturas. No en vano nuestro Aragón ha tenido -y quedan- salinas importantísimas que han sido apoyo de la economía real y género muy importante de contrabando. No es de extrañar, pues, que pisar la sal sea de mal agüero.
En cambio, si se cae la sal es señal de alegría.
Es malo que se caliente, por ejemplo al sol. Pero aún es peor la sal "alunada", es decir que le ha dado la luz de la luna. No debe comerla el ganado porque se muere.
Las conexiones de la sal con la luna están todavía sin estudiar. Hay un dato curioso en nuestras creencias: el jamón se sala el mismo día en que se mata el cerdo, pero para sacarlo de la sal tiene que ser en mengua.
Ya os comenté días pasados hablando de brujas, de los platos con cruces de sal. En Escuer y muchos lugares, además, ponían sal debajo de las camas para sacar de allí a las brujas. En el mismo pueblo frotaban con sal a los gatos que se consideraban brujos, para sacarles los malos espíritus.
Un remedio también abundante, para evitar el mal de ojo era el llevar un poquito de sal encima.
En Chía la bolsita de sal se emplea para evitar el mareo; además, para que no sucediera nada malo a los niños, las madres les ponían sal en las costuras de las chaquetas, pero tenía que ser sin que ellos lo supieran.
Se emplea también la sal como medicina popular-mágica para las anginas, las torceduras, las roturas de huesos... y ¡para las verrugas!
En Chía también, dicen que hay que contar las verrugas y echar al fuego tantos pellizcos de sal como verrugas se tienen. Pero luego hay que echar a correr antes de oír el chisporroteo que producen.
Pila bautismal recuperada de la iglesia
inundada de Mediano (Sobrarbe-Huesca)
En Chalamera, cuando se tenía fiebre, se ponían siete gramos de sal en el “cantaral” (sitio de poner los cántaros encima; también se le llama, “poyo” y “cantadera”) y un puchero encima. Cuando se deshacía la sal se curaba la fiebre.
En Bara la utilizaban como remedio para las tormentas, echándola igualmente al fuego; para las centellas echaban, además, azufre.
Finalmente, es importante también saber que si se ampra (se pide prestada) la sal no hay que devolverla nunca. Se devuelve todo: los ajos, las cerillas… pero la sal no: haría daño a quien la prestó.
El agua ha tenido una parte muy importante en todos los ritos bautismales no sólo en el cristianismo sino fuera de él. Basta con repasar antiguas religiones y podemos encontrar el agua prácticamente en todas.

Quería saber qué pasaba con los niños sin bautizar que se morían y me lo explicaron: nunca podrían entrar en el cielo, pero tampoco se condenaban; iban al Limbo que era un lugar sin pena ni gloria y que a mí me parecía bastante aburrido. No los enterraban en tierra bendecida del cementerio, sino en un lugar aparte, dentro del mismo cementerio, en muchos casos fuera de él. Todavía podemos encontrar enterramientos en nuestro pirineo, debajo del alero de la casa, como protección para ese “morico”. Más abundante es esta costumbre en el País Vasco.
 Yo estaba preocupado porque no le pasara nada malo a Urbez, sobre todo que se muriera, aunque fuera después de bautizado. La abuela me dijo que como era otoño era muy buena época para el nacimiento de los niños y aún me soltó un refrán que se decía por Alquézar a este propósito: "Julio para enfermar y agosto para enterrar". Se ve que el calor era bastante peligroso para ellos.
 Terminado el bautizo al niño se lo llevaron rápidamente a casa.
Cuando más tarde llegamos nosotros ya estaba acostado en su cuna, dormido. Por supuesto dormido. Se pasaba las horas durmiendo. Estaba además con la misma ropa que había llevado al bautizo. Así estaría unas cuantas horas. Decían que haciéndolo de esta forma, el niño no se ahogaría.
Por cierto que al llegar a casa ya nos estaba esperando toda la "mainada" del pueblo; yo creo que no faltaba ni un crío ni cría.
En otros pueblos, por ejemplo en Sallent, el padrino iba echándo las peladillas y otras cosas desde la misma puerta de la iglesia.
Salida de Bautizo de la inundada
 iglesia de Mediano (Sobrarbe-Huesca)

En Plan, cuando se bautiza un bebé, dentro de la iglesia, en una mesita junto a la pila, se colocan en una bandeja las "lilas" (cacahuetes, peladillas, caramelos, nueces...) que se bendicen y se dan a la gente que se encuentra por la calle. Las que quedan se tiran "a pelea" a los críos desde la ventana.
En Labuerda las "lilas" eran los regalos que luego, para Reyes, hacían los padrinos a sus ahijados.
En Adahuesca me contaron que, además de las golosinas, los ricos echaban perras. En Berbegal también echaban perras. Algún padrino bromista las quemaba antes para reírse de los críos que se daban un buen susto al cogerlas casi abrasando.
 Todos los niños estaban seguros de que les llegaría alguna golosina, pero por si acaso, y por adelantado ya estaban cantando las consabidas cantinelas:
“Bautizo cagau
que no me han dau.
Que tiren a o crío
por o tejau”.
O bien:
“Padrino mocoso
ráscate o bolso”
Podría contaros muchas de las que tengo recogidas, pero sirvan estas como muestra:
"Bautizo pelau,
bautizo cagau,
con un caramelo,
nos han engañau". (Labuerda)
"Pichau, cagau,
que tiren a o crío,
por o tellau". (Berbegal)
 "Bautizo pelau,
con cuatro billotes,
nos han engañau". (Adahuesca)
 "Bautizo frío,
que se muera o crío" (Bailo)
"Aquí, allá,
si no tiran bautizo,
el niño se morirá". (Abiego, Adahuesca)
 El tío Chuse les echó un buen puñado de todo: avellanas, higos, nueces, almendras, hasta peladillas, aunque sin pasarse, que era señal de despilfarro y podía ser mal visto en unos tiempos en que nada, que no fuese hambre, abundaba.

Los chavales continuaron cantando pero se fueron felices. Los demás fuimos al comedor, que ya estaba preparada la merienda: conejo con arroz, como solía hacerse. Nosotros, los pequeños nos reservamos para los postres.
Ese era el menú de bautizo típico en nuestra tierra. Además tenían que beber todos del mismo puchero. Participan de la merienda sólo los parientes y las vecinas (solamente mujeres); fijaros que ente caso, sí se sientan las mujeres en la mesa y los hombres no son invitados. Los padrinos presiden la mesa, ya que ellos pagan el gasto.
Los menús suelen repetirse en las mismas circunstancias. En el caso del bautizo la merienda tiene un simbolismo claro de rito de agregación a la familia. Las "lilas" es decir el echar a los pequeños obsequios a todo el mundo sigue siendo otra agregación, esta vez al pueblo entero que le adopta así entre los suyos

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