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lunes, 20 de junio de 2011

La “sanchuanada” (curaciones)

Demasiado trabajo para una sola noche para recoger tantas hiervas y tantos y tantos pasos para preparar la medicación para el resto del año.
Y es que la noche del 23 al 24 de junio, era una noche muy especial…
La avena, con otras dos hierbas más, en toda la montaña se cocía y su agua era buena para los granos.
En la Jacetania, el que tuviera sarna, para curarse, esa noche debía revolcarse en un campo de avena.
Por la Ribagorza, cogían hojas de nogal para hacer agua que luego se empleaba para lavar miembros doloridos, heridas, llagas…
En la Litera se buscaban “manzanetas de San Chuan” con las que hacían un agua que valía para todo.
Me lo contaron concretamente en Villacarli, en la Ribagorza. La noche de San Juan, a las doce, se ven unas lucetas por los prados. Son preciosas. Y dicen que las produce la “hierba sanjuanera”, como llaman ellos a una planta que no he podido identificar.
Manzanetas de San Chuan en flor
Hemos visto, pues, que el mundo de las plantas adquiere un don especial con la noche de San Juan. Pero quedan más cosas. Habrá que hablar, por ejemplo, de las verrugas como manifestación espectacular.
La señora Pedra, de Colungo, que sabe lo suyo de hierbas y esas cosas, me decía: “En la noche de San Juan hay que levantarse antes de salir el sol. Se cuentan las verrugas que uno tiene y se dice: "arrugas tengo, arrugas dejo", tantas veces como verrugas se tienen”. Desaparecen rapidísimamente.
En Sariñena, para lo mismo, esa madrugada hay que coger tres caracoles, chafarlos con la cáscara y luego aplicarlos en donde se tienen las verrugas.
Por el Sobrarbe, las verrugas se frotan con hierba esa misma noche diciendo esta oración: “San Chuan Bautista, apóstol ebanchelista, por a birtú que Dios t´dau, quitar-ne as berrucas y chitar-ne ta fora”.
En Fraga se curaban esa misma noche en la fuente de Salillas; y en Graus, en la fuente de Gambón.
En la misma línea de remedio mágico está el método de curación de la hernia infantil que ha de realizarse en la noche de San Juan, la noche mágica del solsticio de verano.
Noguera
Requiere un ritual extrañísimo con ligeras variantes de un lugar a otro. En esencia se requiere. Un árbol que tenga un horquilla o bifurcación de camales -ramas grandes- amplia. En muchos sitios ha de ser un roble; en otros, una carrasca. Se colocan frente a frente -uno a cada lado del árbol- dos hombres y se empiezan a pasar el uno al otro el niño enfermo a través de la horquilla. En Xistau, los que realizan la operación han de ser hermanos gemelos. Hay que tener en cuenta que en toda la Montaña aragonesa, los “medios” tienen “don” al igual que el quinto hermano de una familia si es varón y los otros cuatro que le preceden también lo son. En la Ribagorza, uno ha de llamarse Juan y el otro Pedro, sin duda por la fórmula que recitan. La hora que parece mejor es la media noche. En la zona occidental de la provincia tiene menos importancia con tal que se haga antes de que aparezca el primer rayo de sol. Al pasarse el niño, los oficiantes recitan:
- Tómalo, Juan
- Tráelo, Pedro
- Tómalo, Pedro
- Tráelo, Juan
- San Juan y San Pedro te curarán.
El número de pasadas suele ser siete o nueve (como es sabido números mágicos). En todo caso ha de ser número impar.
En Naval se raja el árbol y, se separan la dos mitades sosteniéndolas con un travesaño para pasar el niño por dentro de ese triángulo. Cuando acaba la ceremonia, se junta otra vez el tronco y se ata. Si el árbol sobrevive a la operación, seguro que el niño se cura, si no, habrá que esperar al año siguiente. Naturalmente que estas ceremonias se hacen con la máxima discreción en nuestra provincia. En las Cinco Villas, sin embargo, (creo que es en Uncastillo), había una robleda, centro de verdadera peregrinación a donde la gente acudía de hasta cien kilómetros a la redonda.

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