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Creigo en Aragón ye Nazión

martes, 11 de noviembre de 2014

Aragón, pueblos vacíos.

Cuando estoy delante del ordenador perdiendo el tiempo haciendo un solitario, tengo días que me vienen cosas a la cabeza, charlas de bar con amigos, y me apetece comentarlas.
Lo que es difícil de entender para muchos, es por que se vacían los pueblos. Les gustan más que la ciudad. Pero sé que lo dicen porque solo están de vacaciones.
¿Por qué estoy en Zaragoza? De pequeño no quería salir del pueblo ni por todo el oro del mundo. No estoy hecho para el asfalto. Soy más de pueblo que un ababol. No conoces a nadie. A mí me gusta pararme a hablar con la gente (¿Qué tal Agustín? ¿Cómo sigue la abuela? ¿Y las paperas de Agustiné? ¿Aún te queda mucho por labrar? ¿A cuanto nos pagaran este año las olivas?...) No. En Zaragoza es imposible hablar. Todo el mundo va deprisa mirando el reloj. Aquí eres un solitario entre seiscientos mil solitarios.
¿Por qué se fue la gente de los pueblos? Es muy complicado. Yo creo que a nadie le gustaría marcharse. Me recuerdo al viejo que salude sentado en un banco de la plaza Roma:
-¡Que bien se está aquí al sol!
–Si. Aquí huele a campo.
Se estaba regando el jardín a sus espaldas…
No me cabe duda de que en mi Pirineo mucha culpa la tienen los pantanos. Cuando el llano tiene sed ya puede echarse a temblar la montaña. Ellos son más. Eso significa votos. Y los votos son la fuerza de los políticos.
Construcción pantano de Mediano (Huesca)
 
Si uno no se quiere ir de su pueblo, ¡no se le puede obligar!
Que se lo pregunten a los de Jánovas que les dinamitaron el pueblo. O los de Mediano que tuvieron que escapar con agua hasta la cintura. O los de la Garcipollera o Sobrepuerto que nunca quisieron ponerles carretera, ni luz, ni teléfono, ni escuelas… es más importante poner ciervos allí. Ahora los ciervos tienen carretera y todo lo demás…
¿Qué va a ser la montaña? Lo que quieran los de abajo. Un bonito desierto de vacaciones. Con muchos bosques, eso sí, y mucha nieve, pero sin gente. Si acaso algún agüelico con boina y abarcas para sacarse una foto junto a él. Pero nadie explicará a nadie que las arrugas del pobre agüelo están hechas de trabajo duro y de pena al ver que todo lo que ha amado en este mundo, la casa, el lugar, las personas que tiene enterradas en el pequeño cementerio, todo, se lo va ha llevar la trampa.
Tal vez alguno entienda que el progreso a costa de la muerte de nuestros valles no puede ser bueno.
Sin embalses, no es Aragón rico en tierras bajas. Cuando hicieron el canal de Tamarite, todos se alegraron. Pero unos años más tarde, le cambiaron el nombre y lo llamaron “Canal de Aragón y Cataluña”. Alguien entendió lo que se venía encima.
¡Lástima que solo fueran cuatro viejos los que lo comprendieron!     


1 comentario:

  1. Me gusta mucho le evocación que haces, Bastián. Ciertamente la respuesta es compleja y daría para horas y días de análisis y debate....
    La fotografía me parece hermosisima. Una pasada. Por el estdo de la construcción me atrevería a aventurar que es de finales de los años cincuenta.

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