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miércoles, 15 de mayo de 2013

La magia curativa de los santos (Continuación)

…Hay otra oración mágica a San Agustín, que no he podido localizar.
La empleaban, por ejemplo, contra los zorros para que no atacaran a los corderos. Si la rabosa estaba con la boca abierta, se le quedaban las mandíbulas paralizadas y no las podía cerrar. Si tenía la boca cerrada al rezar la oración, era incapaz de abrirla.
También valía para defender a la caza. “Si se reza –me confirmaban- los cazadores tiran y no matan: la perdigonada se va por otro sitio”.
“Una vez vimos, yendo con un amigo un águila que llevaba un conejo. Mi amigo rezó la oración a San Agustín, que se la sabía y el águila soltó el conejo”.
Era apropiada también para las quemaduras. A una familia se les encendió una manta y creyeron que morían todos asfixiados. Rezaron la oración y enseguida pudieron apagarla.
Para las quemaduras en Sopeira me dijeron esta otra oración de estilo completamente diferente a todas las que hemos escuchado:
“Allá van tres malhechores a un horno.
a quemar a Jesús de todo el mundo.
Cuando San Lucas y San Marcos lo vieron
éstos dijeron:
Metámonos nosotros
antes de dejar quemar al buen Jesús,
y Jesús al ver el bien de la buena gente
sopló y se apagó el fuego”.
Y a continuación se soplaba tres veces en la quemadura y se rezaba un padrenuestro.
Escurzón
Como se ve, algunas oraciones se dirigen a un santo, otras invocan a una serie de ellos como una que ayer os contaba, que se aclama a Santa Magdalena, San Cosme y San Adrián, con evidente error de transmisión ya que debería decir San Damián al que la tradición ha unido siempre con su hermano Cosme en toda clase de plegarias. Es evidente que la invocación de muchos santos debe parecerles a las gentes sencillas un auténtico blindaje contra el mal. Por si acaso falla uno, tener otro de repuesto.
 
Pero no faltan oraciones que se dirigen a la Santísima Trinidad o sencillamente a Dios. Así es el caso de ésta, recogida en la Litera, para el mal de vientre: la tomo oralmente de una familia que me la recita:
“Mal de ventre, vesten d'aquí aviat, que Deu t'ho mana”
Una vez recitada se dicen tres padrenuestros y se hacen tres cruces en el ombligo.
Buscando a un curandero de Morillo de Liena que ya murió y que “tancaba la sangre”,  di con Encarna de Fernando, del mismo pueblo. Cura toda clase de fizaduras (alacráns, escurzóns...).
Uno del lugar me contó el caso de un perro al que había picado un escurzón (una víbora) y que se le hinchó toda la cabeza, que parecía que iba a estallarle. Ella lo curó.
El sistema es una oración. No conseguí que me la dijera. Lo único que le saqué es que no va dirigida a ningún santo sino a Dios y que se debe pasar por escrito para que dé resultado. Ella la aprendió de niña de un amigo de la infancia. La ha utilizado algunas veces y siempre con resultado feliz.
Me dijo además que si se dice la oración no debe emplearse ninguna otra medicina o remedio: hay que tener fe.
No sé si será la misma que recojo en otros lugares, tan lejanos como la Jacetania. Es para animales. Encarna de Morillo me dijo que la suya valía para animales y para personas:
Primero hay que santiguarse. Luego, decir en voz baja:
“Dios es nacido
Dios es muerto
Dios al cielo ha subido
Virgen en la Trinidad
curadme esta bestia
si es que está enculebrada o envenenada”.
A continuación, padrenuestro, avemaría y gloria.
También para la picadura de la tarántula hay otra oración. Se recita al mismo tiempo que se realiza el baile de la tarántula que conté al principio. Dice así:
«Tarántula de mi vida
no le piques a mi dueño
con el son de la vihuela
que Dios te dé mucho sueño”.
Para curar el mal de boca, localicé dos oraciones que empiezan igual y tienen un rito parecido utilizando la misma hierba. La primera que me comunicaron fue en Siétamo. Había que arrancar una hierba “estrellada y con punchetes”. Luego se ponía boca abajo. Cuando se secaba la hierba desaparecía el mal de boca. La podía rezar cualquiera sin ser curandero:
“Hierba que fuiste nacida
sin ser sembrada
dame la virtud que Dios te dio;
no me la des toda
así cuando te seques
se seque el mal de boca de Fulano”.
La siguiente versión me la facilitó J. A. Fajarnés de Fornillos de quien pronto hablaré. Es así:
“Hierba que fuiste nacida
sin haber sido sembrada
para curar el mal de boca a Fulano”
Se hace la cruz. Se besa la hierba mágica y se guarda para que se seque. Se reza además un padrenuestro y un avemaría.
La descripción de A. Fajarnés de la hierba coincidía con la que en Siétamo me habían descrito. Es más, fue tan amable que me acompañó a buscar una muestra. Efectivamente, es estrellada; en realidad son como tres estrellas superpuestas y tienen como una pelusilla o “punchetes”. Es chata y se cría cerca de la balsa de FomilIos. Tomé una muestra, pero dos botánicos consultados no la pudieron identificar por faltar la flor ya que la había cogido en febrero. Cuando la hierba se seca se cura el mal. En verano, en un día o dos. En invierno también si se la lleva a casa y se pone cerca del hogar. Si no, tarda algo más de tiempo.
He conocido a varios curanderos que utilizaban oraciones y hay que encuadrarlos en este tema, y que seguiremos contando.
 
 


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