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miércoles, 24 de abril de 2013

Medicina religiosa

En un pueblo de gente sencilla y profundamente religiosa por una parte; propensa a creer en el “don” y la “gracia” que parecen tener determinadas personas, por otra; que, además, se sienten desvalidas ante las fuerzas de la naturaleza majestuosa que les rodea y ante los ocasionales fracasos de la ciencia y el miedo a lo oculto, es lógicamente que, sin dejar de buscar el remedio facultativo, acudan a la ayuda de lo alto.
La Virgen del lugar o la ermita vecina, un Cristo determinado -por ejemplo el Santo Cristo de los Milagros en Huesca- y los santos protectores de diversas dolencias son los últimos recursos contra las enfermedades.
San Ramón Nonato es el patrón de las mujeres parturientas. Nació de su madre muerta en el siglo XIII en la Segarra (Cataluña) y su fama se extendió pronto por Aragón. Su fiesta es el 31 de Agosto.
En los partos difíciles ayuda mucho a las futuras madres, además, el tener entre los dedos, fuertemente agarrada, la Cruz de Caravaca. En algunos lugares tienen una cruz que pasa de casa en casa en esos trances.
San Mamés es el abogado de las enfermedades intestinales. No sé exactamente por qué.
Santa Lucía es abogada de la vista. Murió mártir en Sicilia en el siglo IV. Se la suele representar llevando en una bandeja sus propios ojos. Parece que sin ninguna razón histórica ya que el martirologio nada nos dice que le hicieran los verdugos contra la vista, que justifique la dicha bandeja. Su fiesta se celebra el 13 de diciembre. He oído invocar así a la santa:
- “Un avemaría a Santa Lucía, para que nos conserve la vista y los ojos”.
En Tamarite, cuando entra una partícula en el ojo, rezan así:
“Broseta, broseta, IXdel ull
que no te i vuy
a Santa Llusía sí que la i vuy”
y a continuación recitan un padre nuestro.
Santa Agueda es abogada de las mujeres en general y de los males de senos en particular. Era una noble siciliana y en su martirio le cortaron los pechos. Su fiesta se celebra el día 5 de febrero.
Santa Quiteria, el 22 de Mayo, defiende de la rabia. En Biel hemos oído esta oración para recitarla cuando se aproxima un perro que se supone rabioso:
«Santa Quiteria pasó por aquí,
perro rabioso no me muerdas a mí»
Y también tengo recogida esta variante en Tardienta:
«Perro rabioso
vete de aquí
que Santa Quiteria
está con mí.»
El Ayuntamiento de Benasque, en su Libro Lucero hace constar el voto con el que se compromete con la santa para “alcanzar la conservación de los ganados de los habitantes de esta villa y por la extinción del mal de rabia que años pasados se observó padecían dichos ganados”.
San BIas, obispo de Sebaste en Armenia, en el siglo XIV y que murió degollado es abogado de todo tipo de afecciones de garganta. En mi casa, cuando yo era niño, recuerdo que se rezaba una jaculatoria cuando alguien se atragantaba al comer o beber, cuando la comida o la bebida se iba por el “bedau”:
«San BIas, ahoga a éste
y vuelve por más»
Hasta hace poco, en la Catedral de Huesca había una imagen de San BIas que ahora se conserva en el museo diocesano. En el cuello tenía una argolla de metal. Los fieles, con permiso, cogían la argolla y se la ponían al cuello para curar los males de garganta. Su fiesta se celebra el 3 de Febrero.
El 9 de Febrero es Santa Apolonia, protectora de la dentadura. Murió mártir en la hoguera en Alejandría en las persecuciones del siglo III. Antes, le arrancaron con una piedra todos los dientes y muelas. Una oración del breviario, antiquísima decía:
“Oh Dios por cuyo amor la bienaventurada virgen y mártir Santa Apolonia, sufrió con tanta constancia que le arrancaran todos los dientes; suplicamos té, nos concedas que todos aquéllos que imploraren tu intercesión sean libres, de males de dientes y de cabeza...”
San Babil, alivia los reumas. No hemos podido averiguar detalles de la vida y muerte de este santo.
Los endemoniados han tenido dos valederos singulares en el Alto Aragón: San Román y Santa Orosia.
San Román tiene su ermita en Ponzano y allí acudían gentes de todo Aragón, sobre todo de la parte de Teruel, y de Cataluña. Con aceite de la lámpara del santo y los exorcismos que recitaba el capellán se curaban a los que llamaban “los enemigos”.
A Jaca y Yebra de Basa acudían los mismos, con el nombre de “espirituados” a colocarse debajo de la peana de la santa, cuya fiesta se conmemora el 25 de Junio. El Obispo de Jaca, Bueno Monreal prohibió la asistencia de endemoniados a la procesión de Santa Orosia, en 1947, a causa de las lamentables escenas que en ella se daban.
Todavía se venera en el camino que conduce a Yebra a la ermita de la santa una zarza que según la tradición nunca se seca, sobre la roca en que quedaron señaladas las rodillas de Santa Orosia.
Seguiremos…


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