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martes, 5 de junio de 2012

Uñas y bruxas

Ya he comentado que en algún pueblo las uñas cortadas del niño se metían dentro de una bola de carne y se la daban a un perro para que se las comiese, que por lo visto eso era mejor que no que cayesen en manos de una bruja. Que de siempre las víctimas favoritas de las brujas parecían ser los niños.
Al ser el niño un ser indefenso, no cabe duda que estaba especialmente expuesto.
Una jacetana de casi 90 años me contó esta anécdota: Estaban unos cuantos niños jugando con una pelota. Ella les dijo: "Amén se os encale" y al punto se les encaló (caer en un tejado).
Otro día les quitó el balón y ninguno de los mayores -que le tenían miedo- quiso ir a pedírselo. A los críos les decían: "¿Pero cómo os puede quitar el balón una vieja?". Ellos decían: "Si es que llama al balón y le viene solo..."
Comentamos también que el tema de la infancia y la brujería, daría de sí para muchas horas.
Y lo más terrible es que una bruja puede convertir en bruja a un niño sin que él se dé cuenta: basta con que le dé la mano a la vieja antes de morirse para darle los poderes de bruja o brujo.
Parece, pues, que la bruxa o bruxo,  quiere dejar su herencia y naturalmente elige a los niños.
Según las comarcas, varía esta transmisión de poderes. En Sobrarbe dicen que bastaba con que la bruja moribunda tomara entre sus manos la mano de quien iba a recibir los poderes y cuentan el testimonio de una mujer que siendo niña, no le dejaron entrar en el dormitorio de la bruja moribunda que la llamaba insistentemente. En Barbenuta, una bruja moribunda quería estrechar la mano de su nieto. Para contentarla sin peligro de poner en peligro al nieto, le acercaron la pata de un cabrito que ella tomó entre sus manos. Al morir la vieja, el cabrito huyó brincando por los tejados.
Una señora de Villacarli me contaba: "Mi abuela era bruja y cuando se estaba muriendo no hacía más que llamarme a mí que era muy pequeña: -Hija mía dame la maneta, dame la maneta. Pero mis padres que sabían que era bruja no me dejaron acercar.
A todos nos daba pena de que muriese sin despedirse de mí, ¿y sabe qué hicieron? Como la abuela ya era muy vieja y ni siquiera veía le acercaron mis padres un tociner que teníamos y la abuela cogió entre sus manos una pata del tocino y ya se murió tranquila. Pero, oiga, el tocino se puso negro que no nos lo pudimos comer; lo matamos y lo enterramos".
Garrabonera (Rosal silvestre)
Por las notas que os paso, comprenderéis, que se tomaron, todas las precauciones para el primer corte de uñas.

Lo importante, también era, que la primera vez que se cortaban las uñas a un niño debía hacerlo una persona de carrera o con "un don". De esta manera el niño sería inteligente.
La mejor fecha, era para San Juan, pero aún faltaba bastante tiempo. También se prefería cortarlas en mengua, para que no crecieran deprisa, al igual que el corte de pelo. Pero también era un lío estar pendientes de las menguas.
Ya se sabe que en nuestra tierra el viernes equivale a la mengua de la luna, de tal forma que cualquier cosa que no se puede hacer en esa fase, puede hacerse un viernes cualquiera. Creo que en Loarre, efectivamente, elegían el viernes para ese menester. Pero sólo allí.
Porque -y ahora viene la magia de los días- todos aseguraban que se tienen que cortar en día que no tenga erre, es decir martes, miércoles y viernes, porque de hacerlo así salen repelones.
Tenía que ser, pues, en otro día. El refranero popular orientaba hacia el sábado: "Las uñas se cortan con las tres eses, en sábado, a solas y al sol”.
Por Monegros tienen un dicho: "Si quieres encarrañar al diablo / córtate las uñas en sábado; / y si lo quieres volver a encarrañar / el lunes por la mañana te las vuelves a cortar".
En Huesca decían que si se cortaban en lunes, no dolía la cabeza en toda la semana. Y en Fraga me aseguraron "no se pueden cortar en viernes porque tiene parte el diablo".
Más creencias sobre los días:
Si se mata un animal en miércoles, merma la carne.
Es general en toda España el refrán de "En 13 y en martes, ni te cases ni te embarques".
El vino que se ha de hacer vinagre se echa en viernes. (Poleñino). Y en el mismo pueblo las olivas se sacan del agua y se ponen en adobo también en viernes. Esto lo siguen haciendo así.
En Sahún aseguran que para domar un buey es mejor buscar un viernes.
En Sádaba decían que el que se cortaba el pelo el primer viernes de marzo, no padecía dolor de cabeza en todo el año. El peluquero que me lo cuenta se acuerda de la aglomeración que ese día tenía en la peluquería.
En Colungo los críos de la escuela se lavan la cabeza los viernes y así no les pueden hacer daño las brujas. En Buera (me contaban), también lo hacían antes, pero ya no lo hacen.
En general antes existía la creencia de que durante la Cuaresma, las brujas aumentaban su poderío y multiplicaban sus facultades maléficas. Por lo tanto, era el período del año en que eran más peligrosas y que producían más daño.
Por todo el Altoaragón está extendida la opinión de que los viernes no se puede hablar de brujas.
Luego estaba el sitio en que se habían de cortar. Y aquí parece que había unanimidad: en el huerto y debajo de un rosal, para que Urbez saliera cantador.
Así y por esa razón lo hacen en Bailo, Estada, Belillas, Alberuela de Laliena, Grañén, Bolea, Aniés, Robres, Berbegal, Sarsamarcuello, Albelda, Benasque y Tierrantona, que yo sepa.
En Cerler, debajo de una garrabonera, que viene a ser un rosal silvestre.
En la Almunia de San Juan, también debajo de un rosal, pero la primera vez ha de ser el 20 de mayo.
En Poleñino es también obligado cortar las uñas, al menos a las niñas, debajo de una rosera porque así serán mas guapas.
En Ontiñena eligen como día el sábado pero ha de ser "detrás de la puerta de la cocina".
En Hoz de Jaca en sábado, detrás de una puerta y a oscuras y dan la razón: "así no sale el hijo tonto".

Era una pena que todos podían opinar menos el propio interesado, porque, entre otras cosas, no sabía hablar: ¿Cuándo aprendería?


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