Datos personales

Mi foto
ZARAGOZA, ARAGÓN, Spain
Creigo en Aragón ye Nazión

domingo, 27 de mayo de 2012

Dientes y uñas

Pero… con los dientes de leche que se caían… ¿Qué se hacía?
En algunos sitios los dientes caídos los quemaban sin más. Así en Ontiñena, Bailo, Naval, Las Bellostas, Berbegal.
En muy pocos sitios los tiraban. En Vilanova, Grañén y Aniés que yo sepa.
Y en otros pueblos había que enterrarlos. En Sena los enterraban en cualquier sitio. En Lecina tenían que enterrados en el cementerio porque eran una parte del cuerpo.
Lo fundamental era, al parecer, que no cayeran en boca de ningún animal, por eso en la Fueva los guardaban. En mi pueblo únicamente los guardaban los ricos y decíamos que era para hacer algún collar o pulsera, aunque, para ser sincero, nunca vi ninguna joya con dientes engastados, ni de niño ni de mayor.
En Ontiñena, en Robres y en Sarsamarcuello, según decían, los incrustaban entre las grietas de la madera de alguna puerta vieja y en Fraga los ponían en el agujero de alguna pared, porque al morirnos tendremos que volver a buscarlos y si no los encontramos iremos al infierno.

Si caían por el suelo y se los comía un perro, era terrible, porque entonces al niño le saldrían dientes de perro; si se los comía un burro le saldrían dientes de burro y -lo que aún es peor-si se los comía una gallina nunca les saldrían dientes ya que la gallina carece de ellos. Creencia muy generalizada que me han comunicado en Huesca, Adahuesca, Albelda, Ontiñena, Ayerbe, Santa Eulalia de Gállego, Grañén, Echo, Naval, Las Bellostas, Almunia de San Juan, Robres, Berbegal…

Mediano (Sobrarbe) antes de su inundación

En otros lugares los echaban dentro del cajón del reloj de pared, para que se los comieran los ratones, lo que encaja con la costumbre moderna de ponerlos debajo de la almohada para el Ratón Pérez. Este mito, hoy tan popular puede muy bien arrancar del antiguo, que evitaba que se los comiera un perro o un burro. El ratón, en efecto, es el animal que más majos tienen los dientes, pequeños y todos igualadicos.

La costumbre del Ratón Pérez es más moderna, aunque parece suficientemente antigua en Bailo, Estada, Belillas, Sarvisé y Labuerda.
En Tramacastilla de Teruel, tiraban el diente al tejado y cantaban: Diente, dientecico / te tiro al tejadico / pa que salga otro más bonico.

De momento no había problemas de estética con Urbez. Faltaba mucho tiempo hasta que se aportillase la boca para su primera comunión.

En cambio, sí había que atender a otro detalle: las uñas. Los pareceres estaban divididos. En Ansó las cortaban muy poco, porque en caso contrario, el niño no desarrollaba. Algo parecido, pero por otra razón hacían en Bailo: no las cortaban hasta que el niño sabía hablar, para que no se quedara mudo.
Hay en nuestra mitología toda una magia de paralelismo muy curiosa. Para los de Bailo, el "cercenar" las uñas podía cercenarles la lengua. Para los de Ansó, era acortar todo el cuerpo: ya no crecería el niño. En Sena no cortaban las uñas hasta que el niño tenía un año "para que no fuera ladrón", quizás influenciados por la paremia "tener las uñas largas" que en todas partes significa ser amigo de lo ajeno.
En Sarsamarcuello, en cambio, las cortaban ya a los tres meses.

Nunca me había imaginado yo que las uñas trajesen tal cantidad de problemas: yo, de siempre, me las había comido, a lo que mi abuela ponía el grito en el cielo: ¿No sabes que no crecerás?
Como habían hablado del problema de los dientes caídos, pregunté si era malo tirar los recortes de las uñas para que no se las comiera un animal con el trágico resultado de que luego a Urbez le salieran garras o pezuñas…
Me dijeron que no y que precisamente en algún pueblo las uñas cortadas del niño se metían dentro de una bola de carne y se la daban a un perro para que se las comiese, que por lo visto eso era mejor que no que cayesen en manos de una bruja. Que de siempre las víctimas favoritas de las brujas parecían ser los niños.
El tema de la infancia y la brujería daría de sí para muchas horas.
Recuérdese lo que ya hemos dicho sobre el "mal de ojo". Cuando tratemos de las “reuniones” o “akelarres” veremos el papel que representaban los niños. Entre las fórmulas mágicas no se descartaban los polvos hechos con uñas o pelos de niño.
Pero seguiremos con el corte de uñas, porque, hay tantas cosas que contar…


No hay comentarios:

Publicar un comentario