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domingo, 9 de diciembre de 2012

El incortamiento

En mi pueblo se tenía miedo al mal de ojo que podía malograr tanto la salud de un bebé, como la vida de una caballería o la cosecha de un año. Pero al incortamiento se le tenía pánico. Y no era para menos.
Yo hacía tiempo que le había preguntado a mi abuela qué era eso y recuerdo que me contesto con evasivas. Al final me dijo: "cuando seas mayor, ya te lo contará tu abuelo".
Naturalmente que esa contestación todavía me intrigó más: por lo visto eran cosas de mayores y además no parecía adecuado que me lo contase una mujer. Vagamente lo relacioné con la sexualidad. Pero el tema quedó pronto arrinconado en mi conciencia de niño. Ahora, al relacionar la brujería con el matrimonio volvió a despertarse mi curiosidad y se lo pregunté tranquilamente a mi abuelo.
-Mira, hijo: hay personas que creen que una bruja, y mejor aún un brujón, pueden malmeter un matrimonio.
-¿Hacer que no sean felices o que se odien?
-No; va por otra línea. Cuando una pareja queda incortada o anudada, no pueden vivir como marido y mujer, no pueden consumar su matrimonio.
-Pero ¿qué les pasa, pues? Será que ya no se quieren, que se rechazan...
-Yo diría que casi peor. No pueden ni siquiera acostarse juntos. He oído decir muchas veces que a lo mejor se subía el marido a la cama y se caía la mujer; se subía la mujer y entonces se caía el marido.
-Eso parece un chiste.
-Pero es muy serio. Aquí, en Aragón, aún tiene otro efecto más terrible: si se toca el uno al otro, sienten como un calambre, como un garrampazo que les obliga a apartarse.
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Esto lo he oído en un pueblo de la zona de Bierge, y no digo nombres porque actualmente viven algunos familiares de los incortados.
En algunos sitios, se puede llegar -se dice- hasta la pérdida del pene, como cuentan en algunos lugares de nuestra tierra.
El "caer de la cama" lo he oído comentar en muchos sitios en Aragón. "La pareja de recién casados "encortaus" no podían estar juntos en la cama. Al subir el uno caía el otro. Algunas mujeres tuvieron que acudir a Santa Orosia para curarse".
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Y continuó diciendo:
-Pero los efectos pueden ser muy diversos: a un zagal de Alberuela lo incortó su padre. Se había casado con una de Radiquero. Los invitados estuvieron todos de juerga mientras ellos se iban a dormir, que entonces no se hacían viajes de novios. Por la mañana hicieron chocolate y dijeron:
"Amos a llevarles una jícara a los novios a ver cómo han pasado la noche".
Subieron.
-¿Qué tal, Fulano?
El contestó:
-Si tuviera una pistola aquí, ella os contestaría. ¿Qué mujer me habéis dado, que no es como las demás?
Luego, ya le dieron libertad.
Estas historias me impresionaron. Realmente le hacían dudar a uno. Y no comprendía cómo podían existir personas tan malas. Y tampoco cómo podían llegara tener ese poder.
Me decía a mí mismo que eso no podía ser y que probablemente se tratase de una sugestión. Así se lo dije a mi abuelo. Pero él, todo lógica, me contestó:
-¿Sugestión? Eso sería cuando existía una amenaza. Pero es que muchas veces los novios ni sospechaban siquiera que alguien los quería mal.
 
Pero los problemas que acarreaba el maleficio del “incortamiento”, ¿cómo lo podían producir?
Dicen que a veces basta con hacer un nudo en el pañuelo del novio, sin que él lo sepa, para que quede incortado.
“En Senés de Alcubierre lo hacían así: una persona que no quería a los novios, repetía las palabras que iba diciendo el cura en la ceremonia, pero al revés y por esto se decía que no podían juntarse en la misma cama nunca. Era una maldición”.
“Una tía mía tuvo un noviazgo muy malo porque en su casa no querían que se casase con aquel mozo. Por fin se casaron y se fueron de viaje a Lérida. Allí estuvieron dos o tres días pero no pudieron consumar el matrimonio porque estaban incortados. Cuando llegaron a Almacellas ya pudieron. No saben quién les incortó y les daba vergüenza contar esto" (Un informante de la Almunia de San Juan).
En Bara, según otra información,"se iba a casar un mozo y una moza y una bruja que había, de Coterón, les dio la mano a los novios y lo pasaron muy mal, sobre todo la novia".
He podido escuchar oraciones para anudar o incortar a los novios, que siempre me parecen sorprendentes:
Para ligar a un hombre también se empleaba la oración de San Silvestre: “Señor San Silvestre de Montomeyo, así como atasteis la duaga (?) y el dragón, atéis a este hombre sus partes vergonzosas (el informador me especifica: .se dice con lenguaje deshonesto") que no pueda tener parte con ninguna mujer y que todas le parezcan feas y endemoniadas si no soy yo que le parezca un ángel". Simultáneamente se debía estar haciendo tres nudos en un cinturón del hombre que se pretendía ligar sin que éste lo viese".
Diferentes fórmulas me han pasado para ligar a un hombre y ratificando la persona que me la cuenta: “no se conoce ninguna para la mujer”:
“Con dos te miro -con tres te ligo y ato -la sangre te voto -el corazón te parto -con las parias de tu madre - la boca te tapo- ¡hale asno! (aquí había que taparse la cabeza) -sobre ti cabalgo".
Este conjuro era tan utilizado que lo encuentro en una especie de síntesis, una fórmula sumamente breve:
“Con dos te miro-con cinco te ato -la sangre te bebo - el corazón te parto".
“El nudo ha sido el sistema más extendido, y para hacer impotente a un novio, el hechizador no tiene más que hacerle un nudo en su pañuelo, el cual habrá colocado previamente con disimulo en algún sitio del cuerpo de la novia cuando ella se tenía que ir al encuentro del novio para consumar el matrimonio".
 
Y retomo mi conversación con el abuelo:
-Supongo, yayo, que habrá algún remedio para prevenirlo o al menos para cortarlo si ha empezado ya.
-Es muy importante conocer quién ha sido el causante, el incortador. Un amigo mío de Alquézar me contaba que en su pueblo había un brujón incortador y que un vecino suyo, que era jornalero y de Lecina, quedó incortado. Una noche, yendo al Molino de arriba, al pasar por una puerta había dos hombres de los malos que lo estaban nombrando ("Ese pobre de Lecina, para meses tiene libertad"). El, que lo oyó se fue a su casa a por una pistola y los amenazó: "O esta noche hay libertad, o no salís de aquí". Ellos tuvieron miedo y le dieron la libertad. "Pero antes tienes que ir a tu huerto y cortar una higuera que hay allí y es donde está el mal"
"Un matrimonio de un pueblo cercano a Sabiñánigo sufrió incortamiento durante diez noches tras su boda, hasta que amenazaron a la bruja que les había "encortau" y desde entonces pudieron dormir en la misma cama".
"En un pueblo de la Galliguera -según mi informador- un matrimonio estuvo también incortau. Se iba a echar uno en la cama y el otro se caía. Uno de casa Fermín les había dado el incortau y el padre del novio le dijo: "Como no les quites eso que les has dau o fillo mío y a nuera, te espatarro". Se curaron.
"El maestro de Bárcabo estuvo mucho tiempo incortado. Cuando uno se metía en la cama, se caía el otro. Vino a Lecina a ver al abuelo del sastre y se le pasó".
¿Y cuándo no se sabía quién había dado el mal? Entonces había que acudir al adivino. Pero lo mejor era prevenirlo.
.En un pueblo de la Ribagorza me contaron el caso de un matrimonio que tuvo que acudir al adivino. El les dijo que buscasen en el colchón, que allí estaba el mal. Lo descosieron y encontraron un rebullo de pelos con una cuerda llena de nudos. Los desataron y se pasó el mal.
-¿Aún hay más remedios?
-En algunos pueblos de Sobrarbe tenían otra solución.
El día de la boda, el novio o la novia se ponían alguna prenda de su pareja. Podía, por ejemplo, el novio llevar debajo de la camisa un sujetador de la novia o ésta ponerse bajo sus medias unos calcetines de su novio.
En Troncedo oímos este otro caso: "Había un mozo heredero que quedó viudo nada más casarse. La segunda mujer murió también enseguida. Al casarse por tercera vez, a su novia la subieron a casa por el balcón y ya no se murió.
En muchos lugares, mientras se casaban, una mujer y muchas veces los zagales que hacían de pajes, estaba detrás de los novios y juntaba los trajes de ambos y los paretaba, con una mano, Así, aunque alguien los estuviera incortando, no tenía efecto el incortamiento.
 -En Ansó, cuando iban a casarse, el novio se metía una peseta de plata entre el calcetín y el zapato y eso lo protegía porque la moneda es imagen de la luna llena y ya la bruja o el brujón no tienen poder contra ella.
Relacionado con las monedas, en Ontiñena me contaron un caso que había ocurrido en Castelflorite: "Hace unos noventa años, un señor que en el pueblo se decía que era brujón, tenía fama de librar de la mili a los mozos que se lo pedían y le daban algo. Sabían que lo hacía con una moneda mágica, que era una peseta de cinco reales. Cogía la moneda y se iba al cementerio con ella. Mi abuelo un año le siguió y vio que iba a la tumba del último enterrado y hacía un agujero en el suelo. Cuando el brujón se marchó, mi abuelo fue a donde había estado. Encontró la moneda y se la llevó. Pero en casa empezaron a pasar males. Mi abuela murió de sobreparto, y otros males.
Fueron al adivino y les dijo que la culpa la tenía la moneda. La tuvieron que llevar a Zaragoza y echarla en el Ebro hacia atrás sin mirar dónde caía".
Una señora de Chalamera recuerda: "Cuando se casaba la gente, venía a casa a buscar "la moneda" que luego devolvían. Recuerdo que era de plata, pero no sé por qué razón lo hacían.
Esta conversación con el abuelo me hizo pensar mucho.
Estaba dispuesto a ayudar como pudiera al buen éxito de la boda que pronto se celebraría en casa. Por lo pronto me hice con una peseta de plata para proteger a los novios. También me preocupé de enterarme qué luna habría el día de la boda.
Era luna llena, y no parecía que hubiera peligro por ese lado.
La luna tenía -y sigue teniendo- una importancia definitiva en los medios rurales. Determina los tiempos en que se pueden realizar las tareas más diversas del agricultor o del ganadero. Y ahora me enteraba yo de su influencia también en las brujas.
No quiero dejar pasar el tema de la luna, y contaremos en como entendían nuestras gentes los beneficios o perjuicios de ella…


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