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domingo, 1 de mayo de 2011

En el día de la madre, hablamos de matriarcado

Hace no mucho tiempo, visitando la iglesia de Fonz con mis escolanos, pude observar los reclinatorios que recordaban antiguas costumbres de continuación de la casa en la iglesia. Cuando piensas sobre estas y otras costumbres siempre te aparece la mujer, como dueña absoluta de la casa y su descendencia.
Hoy me he propuesto defender a la mujer aragonesa, pero no buscando excusas y tratando de tapar con buenas palabras la poca estima que parece ser que se le tenía, sino ponderar la verdadera significación que siempre ha tenido en nuestra tierra.
El juego de los bolos o “Chueco de les quilles”, es precioso. Hay que colocar nueve bolos sobre un choc, que por la montaña es el cuadrado en donde se colocan los bolos que hay que derribar a lo largo de una partida con diferentes suertes en el juego.
No pretendo describir el juego. Es muy complicado para hacerlo. Pero dada su belleza, os invito a que lo veáis jugar antes de que desaparezca como todo lo nuestro.
Donde adquiere una gracia especial es en Campo. Lo llaman “birllas” y lo más característico es que lo juegan únicamente las mujeres.
¿Y por qué? La razón puede ser para el que la busca, más tentadora que la propia modalidad del juego. No estoy seguro de haber descubierto esa razón, pero al menos sí me da ocasión para divagar sobre un tema poco conocido entre nosotros: “el matriarcado”.
Las mujeres son, en Campo, las únicas protagonistas de las birllas, como digo. El hombre permanece como espectador, como testigo mudo de una lucha de mujeres que se disputan un trofeo claramente masculino, con su forma totalmente fálica.
Escritos muy antiguos testifican la existencia en los pirineos, una cierta forma de matriarcado. Si en los pirineos la primacía no llegaba hasta la sujeción de los barones, sí conseguía una igualdad de derechos en la vida pública y en la transmisión de la riqueza. Solamente desde esta óptica es posible entender muchos de los rasgos jurídicos o forales aragoneses.
Es un fenómeno cultural que todavía puede observarse en nuestros medios rurales. Por ejemplo, la compra o la venta de unos bienes, (tierra sobre todo, pero también vacas o animales de carga) la firma el amo de la casa, pero la verdad es que en la mayoría de las veces las han decidido en común marido y mujer y, con frecuencia, sola la mujer.
No estoy exagerando. Si rastreamos por los datos etnológicos que poseemos y aun lingüísticos, encontramos infinidad de rasgos que nos hablan del papel preponderante de la mujer en nuestra sociedad aragonesa.
En primer lugar, el papel de la madre como sacerdotisa de la familia, además de ser ama y servir de enlace entre los vivos y muertos de la familia. Ella presenta a Dios el nuevo retoño en la ceremonia de su purificación a los cuarenta días del parto, enseña a rezar a los hijos, enciende las velas ante la imagen sagrada o la capilla domiciliaria, alumbra a los familiares difuntos en el banquillo de candelas –que tiene su sitio en la parroquia como una prolongación- de la casa, cierra los ojos y amortaja a los muertos…
Después de la boda lleva al cementerio el ramo de novia como homenaje a los difuntos de la casa y en muchos lugares se da una ceremonia muy curiosa en la misa de boda. Terminada ésta, las hermanas o primas o tías del novio la toman de la mano y la llevan al sitio de la familia en la iglesia como si la entronizaran como nueva dueña.
No insisto en el papel de administradora de la casa por lo evidente; y más todavía en la montaña y en culturas ganaderas en las que el hombre pasa fuera del pueblo grandes temporadas. La mujer asume entonces todos los papeles fundamentales del matrimonio y asegura la continuidad de las tradiciones domésticas.
Ya ha desaparecido el rito de la “cobada”, que se cuenta como característica en la antigüedad de las costumbres montañesas. La tradición cuenta que el marido, después del parto, tomaba el puesto de la mujer en el lecho con el niño como para cobarlo de alguna manera, mientras la parturienta seguía con las tareas ordinarias como si nada hubiera pasado y le llevaba al marido el caldico…
Algunos han creído que el origen de este rito se halla en la lucha que mantuvieron el matriarcado y el patriarcado en el subconsciente colectivo de las poblaciones pirenaicas. El gusto por la broma de los bearneses les ha hecho perpetuar la costumbre, pero como encierra cierto sentido del ridículo han hecho creer en el origen aragonés de la misma. Nosotros para quitárnosla se la colocamos a los vascos, cuando la verdad es que solo se ha dado en nuestro pirineo, aun que sí en las dos partes, francesa y aragonesa.
El sol, el día, son masculinos. La noche, la luna, las estrellas son femeninas. En realidad, casi todas las cosas importantes en el pirineo son femeninas. Las montañas, la augüa, la calor, la lluvia, la nieve, las pedregadas, la boira, la hierba, la cosecha… La misma casa. Es el dominio de la mujer. Ella es allí la reina indiscutible. Es algo más sólido incluso que la familia. La familia se disgrega, se reparte, la casa no. Permanece. Hasta continúa después de desaparecer la familia. Sabido es que en nuestros pueblos apenas se conocen y utilizan los apellidos. Se conoce a la gente por la casa. Pocas veces coinciden.
Valdría la pena realizar una estadística de los nombres masculinos y femeninos de las casas. Quedaríamos impresionados al comprobar las veces que fue la mujer quien marcó para siempre su nombre.

2 comentarios:

  1. Bastian, es que nos están enseñando cosas que yo personalmente me quedo con la boca abierta, necesito más de ti, y así lo estás haciendo MAESTRO, no puedo decirte más que esto. Sin más.

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  2. Alberto Horna
    Hola Bastian, he estado en tu blog, gracias por enseñar lo que es Aragón, costumbres, lengua, leyendas y demás cosas cotididianas, hay gente que nombra mucho a Aragón y a la hora de la verdad se queda corto en materia cultural, yo soy uno de esos, que conozco 4 cosas de esta maravillosa tierra y con tu blog vas ha hacer que conozca y aprenda mas cosicas de la tierra que nos ha visto nacer.
    un abrazo Bastian, y mucha fuerza para seguir enseñándonos cosicas. Gracias

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