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viernes, 28 de diciembre de 2012

La boda “El ramo” “Las arras”

Mi hermana, como toda novia que se precie, los hizo esperar un buen rato, aunque estoy seguro que ya estaba preparada y acicalada desde hacía mucho rato.
Mi hermana se había empeñado en llevar ramo. Todavía no era mucha costumbre, pues a lo más se colocaban unos claveles blancos en el pecho sujetos con imperdibles. Pero en algunos sitios ya se empezaban a llevar auténticos ramos de claveles y mi hermana no iba a ser menos. También tenía intención de llevar el ramo al cementerio después de la ceremonia, a la tumba de los antepasados de Urbez. Luego supe que era un auténtico rito de agregación a la familia por parte de la novia, como otros que comentaré más adelante.
La costumbre del ramo es bastante moderna en nuestros pueblos, pero ahora forma parte indispensable del atuendo de la novia.
Su uso posterior es bastante variado. En muchos lugares (Chimillas, Bolea, Panzano, Albelda, Senés de Alcubierre, Montmesa, l'Alnsa, etc.) se llevaba a la Virgen para que protegiese al nuevo matrimonio. O, para el mismo fin, se dejaba simplemente, en la iglesia (Huesca, Torralba, Aniés, Biscarrués, Chimillas, Santa Engracia de Loarre, Aseara y toda la Fueva). En otros sitios lo guardaban en casa (Aineto, Peraltilla y algún pueblo de la Fueva).
En otros muchos pueblos, como he comentado antes, se llevaba al cementerio, bien a la tumba del último difunto de la familia, mejor aún a los antepasados del novio lo que se enmarcaba en los ritos de agregación de la novia a la nueva familia, mediante esta ofrenda. (Huesea, Barbastro, Binéfar, Monzón, Aseara, Cotita, Estadilla, Huerrios...).
 
En Pomar de Cinea prefieren rifarlo o subastarlo a fin de allegar fondos para los gastos de la boda, como se hace actualmente con la corbata del novio troceada.
Se creía que la primera moza que lo conseguía seria la primera en casarse.
Por eso se regalaba a las amigas (Barbastro, Huesca, Pomar) o se lanzaba hacia el público para quien lo pudiera coger (Fuendecampo, Huesca, Huerrios, Estadilla, Quinzano) o se repartía entre las amigas (Plasencia).
Yo me sentía importante porque me habían encargado llevar las arras, que eran tres tartas pequeñas, que luego se quedaban en la iglesia.
 Las ofrendas a la iglesia eran variadísimas en Aragón: las arras para el cura (que las repartía con el sacristán) se hacia en Almudévar, Torralba, Loporzano, Tardienta, Huerrios y Estadilla, que yo sepa. En la Fueva las tartas se repartían entre los invitados.
En Binéfar se llevaban solamente dos tartas.
En Albelda ofrecían una especie de mona que llamaban "tella".
En Chimillas llevaban a la iglesia velas, manteles o cosas para la Virgen; aceite y velas en Biscarrués; velas en Blecua; flores en Aniés, Santa Engracia de Loarre, Blecua, Quinzano y Codos (en este último pueblo eran siempre claveles blancos). En Araguás adornaban la iglesia. En otros muchos sitios hacían ofrendas en metálico (Estadilla, Montara, Blecua, Pomar, Huesca, Huerrios, Jaca): la cantidad variaba según el pueblo y las posibilidades de la familia. En Ascaso, por ejemplo ofrecían doce duros.
En tiempos antiguos en Aragón, si el marido era noble, las arras consistían en tres castillos, villas y lugares con sus vasallos; si era infante o caballero, en tres haciendas y si era plebeyo, en unas monedas.
Pues no queda que contaros lo que significaba casarse en Aragón y las costumbres que se continuaban…
Seguiremos contando la boda…


miércoles, 19 de diciembre de 2012

La luna

 La luna tenía -y sigue teniendo- una importancia definitiva en los medios rurales. Determina los tiempos en que se pueden realizar las tareas más diversas del agricultor o del ganadero.
En Aragón, la mengua de luna -que llamamos "luna vieja"- es fundamental para muchas tareas. Por ejemplo, para labrar, porque entonces no salen las malas yerbas.
También se siembra en mengua y se trasvasa el vino.
El jamón se sala el mismo día que se mata el cerdo, pero sacarlo de la sal tiene que ser en mengua (La Almunia de San Juan).
Los árboles se plantan en mengua. Si se hace en creciente, se forma un hueco -como una holgadura- alrededor del tronco y el árbol no se tiene bien (Almudévar). “A un vecino de este pueblo se le estropeó todo un almendral por plantarlo en luna llena. Lo tuvo que volver a cambiar. Su hermano le había dicho que era indiferente...”
Los boteros hacen el remojado de la piel, siempre en creciente (Huesca, Ayerbe).
A las ovejas se las escoda en mengua, porque si no, sangran (Robres).
Si se labra en mengua, no salen las malas hierbas, aunque es cierto que no muere su semilla (Alfántega).
En Arén, siempre matan el cerdo en mengua.
Al estiércol hay que darle la vuelta en mengua. Pero si está fermentando y hay que darle vuelta otra vez, se hace en creciente, porque en mengua se aceleraría la fermentación (Almudévar).
La poda se hace en mengua, y mejor aún en la mengua de marzo, (Arén).
Y también cortar los sarmientos. Si se cortan en creciente, se queran, como si tuvieran serrín por dentro (Almudévar).
También las cañas se cortan en mengua para que no se estropeen (Ballovar).
A los corderos se los castra en luna vieja, para que no sufran tanto (Chía).
El esparto se arranca siempre en mengua (Esplús). Mejor en la de agosto.
Para la trilla, en Albelda prefieren el cuarto menguante.
La madera también se corta en luna vieja (Chía). En Fraga, en cambio, sólo se tenía en cuenta para los árboles de hoja caduca: los de perenne, se cortaban en luna nueva.
Para sembrar las patatas y las judías, la mejor era la mengua de abril (Chía), y también los ajos (Albelda). No las habas: se prescinde de la luna. Se plantan el día de San Francisco, Santa Teresa o Todos los Santos. En Ayera los ajos se siembran el día de Santa Lucía.
Para trasegar el vino, en todo Aragón (y también en Navarra y La Rioja) se hace en mengua. En cambio el vino con que se va a hacer vinagre se hace en creciente (Poleñino, Arén, Fuencalderas).
Cortar el pelo, asimismo, se hace en mengua porque así crece menos.
A este respecto, Don Jaime que fue maestro durante muchos años en Tolva me contó que hace ya tiempo en una de esas "pasas de piojos que aparecían de vez en cuando, mandó a los chicos, por indicación del médico, que se cortasen el pelo al raso. Ninguno le hizo caso a la primera. Indagó la razón y le contestaron que como estaban en creciente sus madres no les dejaban, porque entonces crecía más deprisa el pelo. En Alberuela de Laliena creen lo contrario.
Finalmente, coger las olivas verdes que se van a poner en agua, también se realiza en mengua o luna vieja (Albelda).
 
Dada la importancia de la luna vieja, nuestros hombres disponen de un día que equivale a la mengua; todas las semanas, el viernes.
 Aunque también es verdad que dice nuestro refrán que "labrador refranero, poco trigo en el granero".
El creciente influye en el crecimiento de las cosas. Por eso es bueno esquilar a las ovejas, pues así les vuelve a crecer pronto la lana.
Un ganadero de Ballovar me aseguraba que su padre tuvo que vender el ganado y prefirió tratarlo en bruto, en vez de pesarlo, porque era mengua y el ganado perdía. En creciente, aumentaba.
Las crines de los caballos se cortaban en creciente, para que crecieran luego más.
En la Ribagorza aseguran que si los conejos se aparean en creciente, las crías son más numerosas.
Dicen que las uñas, si se cortan un poquico por encima cuando hay creciente, salen perfectas (La Almunia de San Juan).
En la montaña, a la luna nueva la llaman "vuelta de luna", No influye apenas para nada; sí, en cambio, la luna llena.
Los pollos es mejor que nazcan en la luna llena y para eso se calcula el momento de poner los huevos a la clueca. Las tormentas estropean la pollada que se estaba covando, (Poleñino). También se dice que las crías que nazcan en luna nueva son más vigorosas (Albelda).
Siempre escuché a los viejos del pueblo, que estaban convencidos de que no hay una sola luna, sino doce: es independiente la luna de enero a de la de febrero, por ejemplo. A eso se debe que unas sean buenas para unas cosas y otras para otras.
Parece que la mejor es la de enero, conforme a nuestro refranero:
“La luna de enero
tiene siete virtudes.
En enero manda la luna
y en julio manda el sol.
Si quieres ver bien la luna
mírala en el mes de enero.
La luna de enero,
la más clara del año
y mirarla no hace daño”.
Otros creen que la que más brilla del año es la de octubre y tiene un dominio sobre las siete lunas siguientes, o sea que durante las siete lunas que siguen, hará la misma temperatura que haga en el curso de ella y tendrá las mismas características.
Así el refrán "la luna de octubre siete lunas descubre" y también "El octubre, siete lunas cubre; y si llueve, cubre a nueve".
La luna de mayo es mala para sembrar, porque sale todo muy flojo. En Pueyo de Fañanás dicen que si siembras judías, sale mucha flor pero pocas judías.
La luna de septiembre es "cucadera". Es la peor, porque las cosas que se plantan en ella se estropean o no merman (Almudévar).
También predice el tiempo y los cambios siempre se dan con la luna. Mi abuelo me enseñó la luna mejor, la "luna embalsada", así le decía él cuando estaba recostada: es marinera, trae agua, y, en general abundancia:
-"Mira -me decía-: es cuando está tumbada: cuando se puede colgar un candil de ella. Si está como vertical, que no se puede colgar el candil, no".
“Cerco o en sol, moja la capa del pastor, cerco en la luna la enjuga”.
“La luna de octubre, siete descubre”.
“Labrador lunero, poco trigo en el granero”.
“Cierzo y serenero a principios de luna, de cien veces llueve una”.
“El cejo del sol, moja al pastor”.
 
Pero sigo hablando de la boda de mi hermana y yo estaba deseando que en la boda hubiera luna embalsada. Ya faltaban pocos días…


domingo, 9 de diciembre de 2012

El incortamiento

En mi pueblo se tenía miedo al mal de ojo que podía malograr tanto la salud de un bebé, como la vida de una caballería o la cosecha de un año. Pero al incortamiento se le tenía pánico. Y no era para menos.
Yo hacía tiempo que le había preguntado a mi abuela qué era eso y recuerdo que me contesto con evasivas. Al final me dijo: "cuando seas mayor, ya te lo contará tu abuelo".
Naturalmente que esa contestación todavía me intrigó más: por lo visto eran cosas de mayores y además no parecía adecuado que me lo contase una mujer. Vagamente lo relacioné con la sexualidad. Pero el tema quedó pronto arrinconado en mi conciencia de niño. Ahora, al relacionar la brujería con el matrimonio volvió a despertarse mi curiosidad y se lo pregunté tranquilamente a mi abuelo.
-Mira, hijo: hay personas que creen que una bruja, y mejor aún un brujón, pueden malmeter un matrimonio.
-¿Hacer que no sean felices o que se odien?
-No; va por otra línea. Cuando una pareja queda incortada o anudada, no pueden vivir como marido y mujer, no pueden consumar su matrimonio.
-Pero ¿qué les pasa, pues? Será que ya no se quieren, que se rechazan...
-Yo diría que casi peor. No pueden ni siquiera acostarse juntos. He oído decir muchas veces que a lo mejor se subía el marido a la cama y se caía la mujer; se subía la mujer y entonces se caía el marido.
-Eso parece un chiste.
-Pero es muy serio. Aquí, en Aragón, aún tiene otro efecto más terrible: si se toca el uno al otro, sienten como un calambre, como un garrampazo que les obliga a apartarse.
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Esto lo he oído en un pueblo de la zona de Bierge, y no digo nombres porque actualmente viven algunos familiares de los incortados.
En algunos sitios, se puede llegar -se dice- hasta la pérdida del pene, como cuentan en algunos lugares de nuestra tierra.
El "caer de la cama" lo he oído comentar en muchos sitios en Aragón. "La pareja de recién casados "encortaus" no podían estar juntos en la cama. Al subir el uno caía el otro. Algunas mujeres tuvieron que acudir a Santa Orosia para curarse".
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Y continuó diciendo:
-Pero los efectos pueden ser muy diversos: a un zagal de Alberuela lo incortó su padre. Se había casado con una de Radiquero. Los invitados estuvieron todos de juerga mientras ellos se iban a dormir, que entonces no se hacían viajes de novios. Por la mañana hicieron chocolate y dijeron:
"Amos a llevarles una jícara a los novios a ver cómo han pasado la noche".
Subieron.
-¿Qué tal, Fulano?
El contestó:
-Si tuviera una pistola aquí, ella os contestaría. ¿Qué mujer me habéis dado, que no es como las demás?
Luego, ya le dieron libertad.
Estas historias me impresionaron. Realmente le hacían dudar a uno. Y no comprendía cómo podían existir personas tan malas. Y tampoco cómo podían llegara tener ese poder.
Me decía a mí mismo que eso no podía ser y que probablemente se tratase de una sugestión. Así se lo dije a mi abuelo. Pero él, todo lógica, me contestó:
-¿Sugestión? Eso sería cuando existía una amenaza. Pero es que muchas veces los novios ni sospechaban siquiera que alguien los quería mal.
 
Pero los problemas que acarreaba el maleficio del “incortamiento”, ¿cómo lo podían producir?
Dicen que a veces basta con hacer un nudo en el pañuelo del novio, sin que él lo sepa, para que quede incortado.
“En Senés de Alcubierre lo hacían así: una persona que no quería a los novios, repetía las palabras que iba diciendo el cura en la ceremonia, pero al revés y por esto se decía que no podían juntarse en la misma cama nunca. Era una maldición”.
“Una tía mía tuvo un noviazgo muy malo porque en su casa no querían que se casase con aquel mozo. Por fin se casaron y se fueron de viaje a Lérida. Allí estuvieron dos o tres días pero no pudieron consumar el matrimonio porque estaban incortados. Cuando llegaron a Almacellas ya pudieron. No saben quién les incortó y les daba vergüenza contar esto" (Un informante de la Almunia de San Juan).
En Bara, según otra información,"se iba a casar un mozo y una moza y una bruja que había, de Coterón, les dio la mano a los novios y lo pasaron muy mal, sobre todo la novia".
He podido escuchar oraciones para anudar o incortar a los novios, que siempre me parecen sorprendentes:
Para ligar a un hombre también se empleaba la oración de San Silvestre: “Señor San Silvestre de Montomeyo, así como atasteis la duaga (?) y el dragón, atéis a este hombre sus partes vergonzosas (el informador me especifica: .se dice con lenguaje deshonesto") que no pueda tener parte con ninguna mujer y que todas le parezcan feas y endemoniadas si no soy yo que le parezca un ángel". Simultáneamente se debía estar haciendo tres nudos en un cinturón del hombre que se pretendía ligar sin que éste lo viese".
Diferentes fórmulas me han pasado para ligar a un hombre y ratificando la persona que me la cuenta: “no se conoce ninguna para la mujer”:
“Con dos te miro -con tres te ligo y ato -la sangre te voto -el corazón te parto -con las parias de tu madre - la boca te tapo- ¡hale asno! (aquí había que taparse la cabeza) -sobre ti cabalgo".
Este conjuro era tan utilizado que lo encuentro en una especie de síntesis, una fórmula sumamente breve:
“Con dos te miro-con cinco te ato -la sangre te bebo - el corazón te parto".
“El nudo ha sido el sistema más extendido, y para hacer impotente a un novio, el hechizador no tiene más que hacerle un nudo en su pañuelo, el cual habrá colocado previamente con disimulo en algún sitio del cuerpo de la novia cuando ella se tenía que ir al encuentro del novio para consumar el matrimonio".
 
Y retomo mi conversación con el abuelo:
-Supongo, yayo, que habrá algún remedio para prevenirlo o al menos para cortarlo si ha empezado ya.
-Es muy importante conocer quién ha sido el causante, el incortador. Un amigo mío de Alquézar me contaba que en su pueblo había un brujón incortador y que un vecino suyo, que era jornalero y de Lecina, quedó incortado. Una noche, yendo al Molino de arriba, al pasar por una puerta había dos hombres de los malos que lo estaban nombrando ("Ese pobre de Lecina, para meses tiene libertad"). El, que lo oyó se fue a su casa a por una pistola y los amenazó: "O esta noche hay libertad, o no salís de aquí". Ellos tuvieron miedo y le dieron la libertad. "Pero antes tienes que ir a tu huerto y cortar una higuera que hay allí y es donde está el mal"
"Un matrimonio de un pueblo cercano a Sabiñánigo sufrió incortamiento durante diez noches tras su boda, hasta que amenazaron a la bruja que les había "encortau" y desde entonces pudieron dormir en la misma cama".
"En un pueblo de la Galliguera -según mi informador- un matrimonio estuvo también incortau. Se iba a echar uno en la cama y el otro se caía. Uno de casa Fermín les había dado el incortau y el padre del novio le dijo: "Como no les quites eso que les has dau o fillo mío y a nuera, te espatarro". Se curaron.
"El maestro de Bárcabo estuvo mucho tiempo incortado. Cuando uno se metía en la cama, se caía el otro. Vino a Lecina a ver al abuelo del sastre y se le pasó".
¿Y cuándo no se sabía quién había dado el mal? Entonces había que acudir al adivino. Pero lo mejor era prevenirlo.
.En un pueblo de la Ribagorza me contaron el caso de un matrimonio que tuvo que acudir al adivino. El les dijo que buscasen en el colchón, que allí estaba el mal. Lo descosieron y encontraron un rebullo de pelos con una cuerda llena de nudos. Los desataron y se pasó el mal.
-¿Aún hay más remedios?
-En algunos pueblos de Sobrarbe tenían otra solución.
El día de la boda, el novio o la novia se ponían alguna prenda de su pareja. Podía, por ejemplo, el novio llevar debajo de la camisa un sujetador de la novia o ésta ponerse bajo sus medias unos calcetines de su novio.
En Troncedo oímos este otro caso: "Había un mozo heredero que quedó viudo nada más casarse. La segunda mujer murió también enseguida. Al casarse por tercera vez, a su novia la subieron a casa por el balcón y ya no se murió.
En muchos lugares, mientras se casaban, una mujer y muchas veces los zagales que hacían de pajes, estaba detrás de los novios y juntaba los trajes de ambos y los paretaba, con una mano, Así, aunque alguien los estuviera incortando, no tenía efecto el incortamiento.
 -En Ansó, cuando iban a casarse, el novio se metía una peseta de plata entre el calcetín y el zapato y eso lo protegía porque la moneda es imagen de la luna llena y ya la bruja o el brujón no tienen poder contra ella.
Relacionado con las monedas, en Ontiñena me contaron un caso que había ocurrido en Castelflorite: "Hace unos noventa años, un señor que en el pueblo se decía que era brujón, tenía fama de librar de la mili a los mozos que se lo pedían y le daban algo. Sabían que lo hacía con una moneda mágica, que era una peseta de cinco reales. Cogía la moneda y se iba al cementerio con ella. Mi abuelo un año le siguió y vio que iba a la tumba del último enterrado y hacía un agujero en el suelo. Cuando el brujón se marchó, mi abuelo fue a donde había estado. Encontró la moneda y se la llevó. Pero en casa empezaron a pasar males. Mi abuela murió de sobreparto, y otros males.
Fueron al adivino y les dijo que la culpa la tenía la moneda. La tuvieron que llevar a Zaragoza y echarla en el Ebro hacia atrás sin mirar dónde caía".
Una señora de Chalamera recuerda: "Cuando se casaba la gente, venía a casa a buscar "la moneda" que luego devolvían. Recuerdo que era de plata, pero no sé por qué razón lo hacían.
Esta conversación con el abuelo me hizo pensar mucho.
Estaba dispuesto a ayudar como pudiera al buen éxito de la boda que pronto se celebraría en casa. Por lo pronto me hice con una peseta de plata para proteger a los novios. También me preocupé de enterarme qué luna habría el día de la boda.
Era luna llena, y no parecía que hubiera peligro por ese lado.
La luna tenía -y sigue teniendo- una importancia definitiva en los medios rurales. Determina los tiempos en que se pueden realizar las tareas más diversas del agricultor o del ganadero. Y ahora me enteraba yo de su influencia también en las brujas.
No quiero dejar pasar el tema de la luna, y contaremos en como entendían nuestras gentes los beneficios o perjuicios de ella…


domingo, 2 de diciembre de 2012

Bruxones

En la época de la gran caza de brujas, como ya hemos dicho, en Aragón fueron procesados bastantes brujones. Los más tristemente famosos, Pedro Arruebo y Miguel Guillén, en el valle de Tena.
En los tiempos modernos, abundan también, aunque no tanto como sus compañeras las brujas. A algunos de ellos no me está permitido citarlos.
Como muestra de sus actuaciones, quiero constatar que además del "Herrero de Fornillos de Ilche", el más conocido de todos, fue también famoso otro "Herrero" de otro pueblo altoaragonés.
Del primero me contaba un informador de La Almunia de San Juan: "A mi padre le echó una maldición el herrero de Fornillos. Fue porque mi padre quería comprar un campo que también lo quería comprar el herrero. Entonces se le morían las caballerías y los bueyes: a lo mejor, labrando en el campo se le caían de repente muertos en el surco. Fueron al adivino y les dijo que tenían que bendecir la cuadra tal día a las doce de la noche. Lo hicieron y ya no se murieron más".
También me contaba de un conocido suyo (omito el nombre) que un día "venía de Barbastro a La Almunia. No hacían el camino por Monzón sino por Castejón y el Cinca lo cruzaban en una barca. Cuando el abuelo llegó a Castejón ya no estaba la barca. Estaba allí el Herrero de Fornillos y le dijo al abuelo: "¡Ya verás qué pronto estás en la Almunia!". Le pegó una patada en el trasero y el abuelo apareció en el pueblo, en su era".
Del otro herrero dicen que era bastante feo. Mi informadora me cuenta que en las fiestas del pueblo nadie quiso bailar con él. "Mi tía le dijo que no quería bailar y él le contestó que se acordaría. Cuando mi tía se fue a dormir aquella noche la cama se movía y a ella, aunque gritaba, nadie le oía".
"Uno de un lugar vecino se fue a casar a su pueblo y la víspera de la boda se fue a ver a su novia. Pasó por casa del brujón y su padre le invitó a un vaso de vino. No quería que se casara porque tenía el proyecto de casar a su propio hijo con ella. Tras una larga charla, el brujo le dijo: "No te casarás mañana".
Y cuando el novio llegaba al día siguiente para la boda, se le desbocó el caballo y a él se le rompió un brazo y se hizo varias heridas en una pierna; no se pudo casar hasta pasados unos días",
Dicen de este brujo que cuando se murió, en la caja metieron un tizón "porque al ir a meterlo a él, el cadáver había desaparecido. El tizón era así, del mismo peso que él".
Hubo otro brujón de Pueyo de Fañanás: "Un día estaba sentado en la cadiera, ausente, como dormido. Cuando volvió en sí le dijeron: "chico, que te hemos llamado y no te has enterado". "Es que estaba en una reunión(aquelarre en aragonés), contestó él, porque se reunían en Barbastro o en Angüés.
"Otra vez se tropezó con uno en Albero, que era de su pueblo: -¿ande vas? -M'en voy ta pueyo, -Más te valdría no ir: no sé qué camino vas a llevar-. El otro no le hizo caso, pero nada más salir se le presentó un novillo delante y se le cruzaba de un lado a otro, hasta la palanca del río. Cuando volvió a Albero le preguntó el brujo: "¿qué tal noche has pasau?". -"Si llevo pistola le pego cinco tiros"-. "Ya te lo dije yo, no haber ido",
Podríamos contar más historias de brujones, de uno de Angüés; otro, de Fraga; de otro de Antillón, de Abiego; de Silván, de Tella (a éste cuando murió, después de enterrarlo le pusieron un pedruscón enorme sobre su tumba para que no se saliera); de otro, de Barbastro...

Dolmen de Tella
Pero recordaré al de Tella: contaban que a consecuencia de una tormenta, cayeron grandes piedras desde la montaña y una de ellas, enorme, cerró el camino de Tella. Se reunieron en vecinal los hombres del pueblo para apartarla y llamaron también a un vecino de quien se decía que era brujón. El dijo que se ocuparía de sacar la piedra y que lo haría él solo, pero con la condición de que nadie estaría con él ni lo mirarían mientras retiraba la piedra.
Puso una segunda condición: si lograba apartar la piedra, nunca más sería llamado a trabajar en los vecinales. Les parecieron bien a los de Tella las condiciones y partió el brujón, solo, a realizar su trabajo. Poco después regresó y marcharon los del pueblo a ver la obra. El camino de Tella atravesaba empinadas laderas, con fuertes pendientes a uno y otro lado del camino. Los vecinos se quedaron admirados: el brujón, no sólo había apartado la enorme piedra, sino que la había levantado hacia la ladera de la parte de encima del camino, en lugar de tirarla ladera abajo.
Tendríamos para días repasando brujones en nuestra tierra. Pero para muestra, creo que serán suficientes estos para satisfacer curiosidades.
Me guardo muchos que ejercían como profesión el curanderismo y otros que sabían explotar el miedo o respeto que imponían a nuestras gentes. Irán saliendo unos y otros en muchos momentos de nuestras pequeñas historias.
Hoy terminaré, con el sastre de Nocito, y Trifolio de Villanova; y alguno que se escapará.
Del sastre de Nocito también se contaban poderes extraordinarios.
Todo en el pueblo se lo atribuían a él, como golpes que se oyeran en las casas... Mariano de Bentué que así se llamaba, tenía un campo en Guara, en "Las Serrallas" que costaba dos días segarlo. Una vez fueron con el sastre. El les dijo: "Esto lo hago yo en media hora, pero os tendréis que quedar en la caseta y sin mirar lo que hago. A la media hora salieron y el campo estaba segado. El les pidió que no lo contaran hasta que muriera.
Uno de casa Ferré que iba con una reata de mulas, el sastre le cortaba los ramales desde lejos y perdía las mulas por el camino.
Un día querían amasar en el horno y el horno que no ardía. Fueron a casa del sastre y lo amenazaron. Entonces ya, pudieron amasar.
Y de Trefolio no digamos. Murió hace unos cuantos años y se contaban maravillas aunque nunca, que se sepa, había hecho mal a nadie, como no fuera alguna broma, pues era capaz de desnudar a la gente sin tocarla; al que quería no le dejaba estar sentado y hacía bailar a la gente sin querer.
Era el séptimo de los hermanos y todos eran varones y ya se sabe que en esas circunstancias nacen con un don.
Una de las más sonadas que hizo fue en Castejón de Sos que les arregló el reloj del pueblo y no le pagaron. Entonces el aparato no daba los cuartos. Las horas, sí. Se le quejaron:
-Mira, que no da los cuartos.
-Tampoco yo los hi tocau, repuso él.
Cuando le pagaron, el reloj empezó a tocar los cuartos, sin que él le hiciera nada.
Cuando en nuestras tertulias surgía el tema de la brujería, es increíble el número de historias que se contaban.
Recuerdo una que contó un montañés porque se me quedó grabada como en un magnetófono, creo que con las mismas palabras:
"Ibamos papá, mi tío y yo una noche. Mi tío era brujón.
Papá llevaba una meseta y dos velas, mi tío o libré, y yo, que era chicorrón, no llevaba cosa. Bajemos por a Lenera y luego cogiemos o camino d'a Corona y después o de Saqueso.
Puyemos por as fajetas -que entonces aún se treballaban- y dimpués entremos n'o pinar y nos paremos en un trocé limpio, debajo d'una pinarra grandisma. Allí plantemos a mesa y mi tío encendió as velas y emprendió a leer n'o libré y nombraba a Dios, os santos y os diablos.
Papá y yo tenebamos miedo y estabanos callaus, una miajeta más atrás. Luego emprencipión a caer "dobletas" de oro en a mesa. Cayeban d'arriba como si lloviese.
Cuando habeba n'a mesa un montón de dobletas, papá dijo: iAy, Dios míol ¿Qué ye isto?" Se sintió un estampiu y a mesa se cayó. También se cayó mi tío; y as velas s'apagón.
As dobletas no se vidon más y mi tío le dijo a papá: "Ah, tonto, más que tonto! ¡Siempre has de ser más tonto y más pobre qu'un ratón de ilesia!" Y siempre se m'ha de acordar que papá contestó: "Si he de feme rico así, pobre seré toda la vida".
Dimpués cogiemos a meseta, as velas y o libré y tornemos ta casa sin decir cosa".
A todo esto nos llevó la suposición de que el tío Francho podría ser brujón. Y no digo nada de cómo se sentía mi hermana. Y es que uno de los peores males que podía dar un brujón era incortar a una pareja de recién casados.
Y eso sí: al incortamiento todavía hay gente que le tiene verdadero pánico…